lunes, 22 de octubre de 2018

Entrevista capotiana a Ramón Eder


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ramón Eder.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Si de ese lugar no se pudiera salir nunca  yo elegiría un sitio con buen clima, relativamente grande para que hubiera un poco de todo, cerca del mar, donde se comiera bien, un lugar en el que hubiera edificios antiguos, un lugar con mucho pasado, con buenas bibliotecas y museos, un lugar con gracia: Palermo, Cádiz, Marsella...
¿Prefiere los animales a la gente?
Me gustan mucho los animales, sobre todo los gatos, pero puestos a elegir prefiero los seres humanos agradables . Para qué vamos a engañarnos, dan más juego.
¿Es usted cruel?
No, y me horroriza el que lo es.
¿Tiene muchos amigos?
Ni tan pocos que casi no me suene el teléfono, ni tantos que no pare de sonar.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sean divertidos, inteligentes y leales.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Creo que no, porque no les engaño inicialmente.
¿Es usted una persona sincera? 
Generalmente sí, pero no siempre porque a veces se puede hacer mucho daño siéndolo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Como estoy como jubilado todo mi tiempo es tiempo libre y lo que hago es escribir, leer y viajar.
¿Qué le da más miedo?
Que la vida deje de gustarme.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El éxito de los mediocres.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser fotógrafo viajero de los que dan la vuelta al mundo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Pasear con las manos en los bolsillos.
¿Sabe cocinar?
Pocas cosas, pero las que hago me salen muy ricas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sobre Ernst Jünger  o Chesterton.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
“Esperanza”.
¿Y la más peligrosa?
Cualquiera, dependiendo del momento.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, nunca. Ahora, que ciertos idiotas se cayeran y se rompieran una pierna, sí que lo he deseado muchas veces.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
En todo caso democráticas porque son las menos malas.         
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
No me gustaría ser otra cosa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Perder el tiempo de manera contemplativa.
¿Y sus virtudes?
Perder el tiempo de manera contemplativa.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Imágenes de la infancia, de mujeres hermosas, de playas con palmeras...
T. M.