lunes, 12 de noviembre de 2018

Entrevista capotiana a Víctor Nubla


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Víctor Nubla.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El lugar en el que vivo es mi cuerpo. Es único y no resulta demasiado fácil salir de él con la garantía de poder volver. Aun así, me parece un sitio interesante para vivir y, aunque ya me lo conozco al dedillo, nunca deja de sorprenderme. Por ejemplo, desde hace un año incorpora algunas innovaciones teconológicas realmente asombrosas. 
¿Prefiere los animales a la gente?
Para mí, los animales son gente. Al menos todos aquellos que responderían lo mismo que yo a la pregunta de la esfinge.
¿Es usted cruel?
Dejé de torturar animalitos más o menos hacia los diez años de edad. La crueldad parece algo muy propio de las primeras etapas de la vida. Es una forma un poco bestia de experimentar el mundo pero suele ser común en niños y adolescentes y desaparece con la madurez. Si hay adultos practicando la crueldad en este mundo es porque se comportan de un modo infantiloide patológico.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo la suerte de contar con muchos y muy buenos amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Uno descubre que ha trabado una amistad con el paso del tiempo, con el roce y la proximidad, porque tiene ganas de ver a aquella persona, porque piensa en ella y después encuentra en esa persona unas cualidades determinadas, propias de esa persona, que la distinguen, pero si uno tuviera que ir por ahí con una lista de requisitos buscando a gente que los cumpliera, como probablemente esos requisitos, de forma misteriosa, coincidirían con lo que nos gusta de nosotros mismos o lo que nos gustaría ser, nos perderíamos un montón de sorpresas, ya que hay mucha gente diferente de mí que, si me elige a mí como amigo, forzosamente será por algo que se me escapa por completo. Las amistades se construyen entre dos, o en grupo. Nadie sabe a dónde llevan y es posible que se inicien a un nivel sensorial muy primario: el olor de una persona, su rostro o el sonido de su voz. La amistad es quizás la forma de amor más libre y duradera que existe, es una escuela, es un refugio y también un motor para los que la comparten. Y dura toda la vida.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Todas las personas decepcionamos a otras en algún momento.
¿Es usted una persona sincera? 
Por suerte tengo muy pocas oportunidades de mentir. Procuro no relacionarme con gente con la que, por el motivo que fuese, no pudiera ser sincero, porque tengo un carácter más bien reservado y soy muy mal actor. Verá usted, soy hijo único, eso quiere decir que cuando de niño hacía una trastada en casa, nunca podía decir que había sido otro. Uno se acostumbra a decir la verdad cuanto antes. Me he guardado, eso sí, algo de fantasía para los entrometidos y fisgones porque necesitan emociones y la simple verdad no les basta. También he escrito algunas novelas de ciencia ficción, no sé si eso se considera mentir.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
La vida es para mí un maravilloso tiempo libre que he ido teniendo que consumir, a veces haciendo cosas que no me apetecen en absoluto y otras estando ocupado en lo que me hace feliz. No hay más que un tiempo y ahora pienso que es más libre de lo que nos imaginamos.
¿Qué le da más miedo?
Lo que pueden hacer algunas personas movidas por el odio, la envidia, la ira o la avaricia y el pacto de los ignorantes con la ignorancia. También me da miedo subir a sitios elevados. Tengo muchísimo vértigo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me parece que a mi edad ya no me escandaliza nada. Desde que tengo uso de razón asisto al mismo escándalo. Es un escándalo perpetuo, invariable, patético. Hace tanto tiempo que asisto con estupor e indignación a la misma merienda tumefacta con la que tengo que convivir y que me encuentro a diario. Cosas contra las que apenas puedo actuar y que están hechas intencionadamente por seres humanos a costa de la vida y la felicidad de otros seres humanos. Pero eso no es un escándalo, es una masacre.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
He dedicado muchísimas horas de mi vida a trabajar en cosas muy poco creativas para poder vivir, llegar a final de mes y todo eso. No deja de ser paradójico, pero lo decidí así para tener los medios para poder escribir y hacer música, que son las dos cosas que verdaderamente me interesan. Compaginando ambas cosas, ya no quedaba espacio-tiempo para nada más. Es ahora cuando puedo llevar, en cierta medida, una vida más acorde con mi deseo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Camino y hago ejercicios de rehabilitación. Antes nadaba, pero una lesión y una operación me mantienen fuera del agua desde hace cinco años. Esa es una verdadera contrariedad porque nadar en el mar es una de las cosas que más feliz me hacen.  
¿Sabe cocinar?
Me encanta cocinar.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sin duda, el Coyote de Chuck Jones para Warner Brothers (Caninus Nervous Rex).
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Cualquier palabra puede transmitir esperanza. Todo depende del contexto en que se diga, se oiga, se lea, se piense...
¿Y la más peligrosa?
Y aquí pasa lo mismo. Las palabras no son más que palabras. Las frases pueden resultar mucho más clarificadoras del sentido que las palabras que las habitan. Hay frases mucho más peligrosas que cualquier palabra, aunque también habría que ver la frase en el contexto para no llevarse a error y aun así, hay que tener en cuenta que hay formas de expresarse como la ironía, la sátira, la parodia o el sarcasmo, que pueden dar un sentido muy distinto a palabras y frases. No digamos ya la mentira y la tergiversación, tan propias de nuestra era de la “comunicación”. La esperanza y el peligro están en nuestra mente, no en las sencillas palabras, tan inocentes.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Pues no, nunca. La gente ya se muere sola. Procuro no hacer cosas irreversibles en ningún ámbito de la vida.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Para mí la política es lo que hacemos cada día, cómo lo hacemos, cómo nos relacionamos con los demás, cómo compartimos el tiempo y el espacio, los pensamientos y los recursos. Es el día a día de las relaciones próximas entre los seres humanos y sus proyectos colectivos, locales y, por qué no, universales. También lo es mi escritura y mi música. Ir cada cuatro años a poner un voto en una urna no es hacer política sino delegarla, y pienso que todos debemos hacerla a diario. La política profesional no me interesa. Es como el fútbol pero con mucha más mala leche. Una especie de hechizo o alucinación colectiva. Lo siento, no consigo entrar ni que me llegue a gustar, no me sé ni el nombre de los jugadores.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me gustaría no ser una cosa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Tratar de ser bastante parecido a mí e incluso insistir en ser yo a tiempo completo.
¿Y sus virtudes?
Soportarlo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No poder respirar es una cosa muy angustiosa, debe ser una forma de morir muy desagradable y quizás lenta. Se debe pasar mucho miedo. Aunque dicen que en el momento de morir la glándula pinneal segrega una gran cantidad de dimetiltriptamina, así que probablemente tendría una bonita alucinación. O eso esperamos todos.
T. M.