En 1934 Stefan Zweig publicaba una de sus imponentes y hechizantes biografías, la dedicada a María Estuardo, reina de Escocia desde los siete días de vida, que se convirtió al catolicismo y tuvo diversos matrimonios breves, amén de estar cautiva por orden de su prima, Isabel I de Inglaterra, durante dieciocho años, hasta su decapitación, tras ser condenada por instigar una conjura contra ella, en 1587. Una existencia, pues, llena de elementos dramáticos y de enigmas aún por resolver; por algo el autor austriaco decía que «la tragedia vital de María Estuardo puede considerarse un ejemplo clásico de ese inagotable estímulo que supone el misterio para un problema histórico. Prácticamente ninguna otra mujer de la Historia Universal ha producido tanta literatura: dramas, novelas, biografías y debates». Y, en efecto, su figura ha atraído a poetas, eruditos y novelistas, como en el caso de un insigne precedente al libro de Zweig, el «Marie Stuart», de Alejandro Dumas.
El autor francés escribió esta biografía, ahora traducida por Teresa Clavel, dentro de la serie titulada «Crímenes célebres», que se fue publicando por parte de diferentes escritores entre los años 1839 y 1841, y que no puede tener un inicio más directo y trágico: el de que ciertos reyes están predestinados al infortunio. En Francia, ese nombre sería Enrique (el I, envenenado; el II, muerto en un torneo; el III y IV, asesinados; el V, en tiempos de Dumas, acabaría en el exilio). En Escocia, son los Estuardo los llamados a sucumbir al desastre: Roberto I, II y II; Jacobo, del I al VI, este último hijo de María. Pero con todo, «en medio de este linaje maldito, María Estuardo fue la predilecta del infortunio». Y así lo irá demostrando el autor de «Los tres mosqueteros» y «El conde de Montecristo».
Surge así la María ejemplo de belleza y refinamiento artístico, la que había pasado los años más felices de su vida en Francia, la que entra, viuda y huérfana, en Edimburgo «en medio del clamor popular», la que es vista por Isabel como una rival, la que se casa con su primo hermano Enrique Estuardo, con quien tiene su único hijo, Jacobo. Y cada periodo siempre envuelto en unas intrigas apasionantes que mañana llegarán a la gran pantalla por medio de «María, reina de Escocia», dirigida por Josie Rourke e inspirada en la biografía «María Estuardo: la reina mártir», de John Guy, basada en la tensa relación entre María e Isabel, que en el texto de Dumas aparece como una dama celosa y vanidosa, obsesionada por encontrar excusas para culpabilizar a la que encarceló, diciendo que «mientras María Estuardo viviera, su propia vida corría peligro».
Publicado en La Razón, 7-II-2019