sábado, 29 de junio de 2019

Entrevista capotiana a Antonio Ortuño


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Antonio Ortuño.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi ciudad, Guadalajara, si además pudiera elegir quién debería irse de ella.
¿Prefiere los animales a la gente?
No necesariamente.
¿Es usted cruel?
Solo cuando escribo.
¿Tiene muchos amigos?
Y muy queridos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Inteligencia, humor, lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Aprendí a elegirlos.
¿Es usted una persona sincera? 
Solo cuando no escribo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con los míos.
¿Qué le da más miedo?
Mi país me aterra.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La hipocresía. La falsa bondad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Fui por años periodista, que es una antesala muy incómoda. Pero se aprende.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
En el último año he caminado un promedio de 6.3 kilómetros diarios.
¿Sabe cocinar?
Pocas cosas pero bien hechas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mi amigo Rigo, que fue socio de Guillermo del Toro y falleció arruinado, pero feliz, luego de años de luchar contra el cine y perder.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Tú.
¿Y la más peligrosa?
Nosotros.  
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
¿Alguna vez no?
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy un anarquista poco sociable.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Músico. No pierdo la esperanza.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El vino tinto, la cerveza, discutir con desconocidos en internet.
¿Y sus virtudes?
No necesitar mucho más que mis vicios  para vivir.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me concentraría en ahogarme como Dios manda.
T. M.