domingo, 3 de noviembre de 2019

Bulgaria y la fe del turista


Llamará sin duda la atención a quien pise Bulgaria algo simple que deviene confuso. En el país se dice “sí” y “no” al revés de lo acostumbrado; para asentir, el búlgaro moverá la cabeza de izquierda a derecha, para negar lo hará de forma vertical. Esto originará alguna que otra situación surrealista a la hora de tratar de comunicarse. Dice la leyenda que los turcos, en la antigüedad, al querer obligar a los búlgaros a cambiar su fe, les pusieron un cuchillo en la garganta: si contestaban de manera asertiva para renunciar al cristianismo, eran hombres muertos, de modo que cambiaron el sistema de gestos para salvar el pellejo.

La República de Bulgaria se encuentra en un área que ha generado a lo largo de los siglos un sinfín de migraciones y conquistas, lo cual se refleja en su extraordinario patrimonio arquitectónico. Visitar su bella capital, Sofía, o Plovdiv, la nueva Capital Europea de la Cultura 2019 –asentamiento neolítico cuatro mil años antes de Cristo–, es adentrarse en un apasionante viaje por la historia, en un país de aciago pasado comunista pero que hoy goza de una democracia y un Estado laico. Un país que se ha ganado la fe del turista.

Publicado en La Razón, 25-X-2019