En 1972,
Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que
nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los
perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo
con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus
frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman
la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de
la vida, de David Llorente.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Elegiría
la ciudad de Madrid. Elegiría que Madrid se arranca del suelo y echa a volar
por encima de las demás ciudades.
¿Prefiere los animales a la gente?
Tengo poca
experiencia con animales y con gente. Me gustan los perros.
¿Es usted cruel?
A veces
aparento serlo, pero no.
¿Tiene muchos amigos?
Hasta ahí
podíamos llegar.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no me
pregunten por mi vida después de 20 años sin habernos visto.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Si lo son
es porque no.
¿Es usted una persona sincera?
Cualquier
respuesta a esta pregunta es susceptible de ser falsa.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribiendo.
¿Qué le da más miedo?
No llegar
a tiempo a la revolución tecnológica que nos permita la inmortalidad.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice?
La
ignorancia en acción.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho?
Cine.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí.
¿Sabe cocinar?
Sé
modificar la comida para poder
ingerirla.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Javier
Tomeo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Rohožka.
¿Y la más peligrosa?
¿Y la más peligrosa?
Mío.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Pues no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Hacia
donde el destornillador afloja.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Viento.
Niebla. Sueño. Por ese orden.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Soy
puntual.
¿Y sus virtudes?
Soy
puntual.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Yo muerto.
T. M.