domingo, 2 de febrero de 2020

Entrevista capotiana a Ana Lena Rivera


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ana Lena Rivera.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de qué animal y de qué gente.
¿Es usted cruel?
No, detesto el sufrimiento propio y ajeno.
¿Tiene muchos amigos?
Algunos muy bueno y bastante gente que hace mi vida más divertida.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Respeto, independencia, lealtad, admiración mutua y si además nos reímos juntos mejor que mejor.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Siempre intento saber qué puedo esperar de cada persona, no idealizo a los demás igual que intento no hacerlo conmigo misma.
¿Es usted una persona sincera? 
Conmigo misma sí. Con los demás, depende de con quién y de lo que me pregunte. No creo en la sinceridad como virtud, sino en la capacidad de decidir de forma consciente los pensamientos que quiero compartir y los que no y con quién.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Trabajando, me encanta escribir, pero también me gusta hacer planes con la familia, leer, hacer deporte, pasear por el campo o por la orilla del mar cuando el tiempo es bueno, probar nuevas delicias gastronómicas…
¿Qué le da más miedo?
La violencia.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La violencia y si las víctimas son niños me retuerce las tripas y el corazón.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
He tenido más facetas profesionales, hay muchos temas que despierten mi interés: creo que sería igual de feliz gestionando una agencia inmobiliaria, pilotando un avión, trabajando en un refugio de animales o ejerciendo de detective.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Regularmente: empecé tarde, pero se convirtió en una necesidad: en cuanto paso una semana sin hacer deporte empiezo a sentir dolores y a languidecer emocionalmente.
¿Sabe cocinar?
Sí, me viene de familia.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Miss Marple. O Escarlata O’hara.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Tolerancia.
¿Y la más peligrosa?
Historia. Es la palabra que hace creíble cualquier mentira.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Ni quiero ni he querido matar a nadie, pero me encantaría que murieran todos los maltratadores, los asesinos, los violentos y los que esclavizan a otras personas. Todos a la vez si fuera posible, eso dejaría para los demás un mundo mucho mejor.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy incapaz de encontrar puntos en común con ningún líder político español actual, pero hablando de forma teórica creo que el papel Estado es diseñar una política económica que fomente y premie el emprendimiento, los retos, el esfuerzo y la innovación y una política social que garantice que todos los ciudadanos tengan cubiertos los básicos (sanidad, educación, seguridad…) y que respete las diferencias entre las personas y el derecho a elegir cada uno su modo de vida.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
No quiero ser otra cosa. Me gusta quién soy.  
¿Cuáles son sus vicios principales?
Mi gente, las patatas fritas, el vino blanco y los libros.
¿Y sus virtudes?
Supongo que depende de a quién le preguntes. Todas las características de una persona pueden ser virtudes o defectos, ¿Cuál es la diferencia entre persistente y cabezota en realidad? ¿Entre don de gentes y manipulación?  Estoy contenta con lo que soy y lo que me gusta menos intento mejorarlo o aceptarlo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me agobia solo pensarlo. ¿Puedo elegir otra forma de morir? En ese caso, creo que pensaría en mi hijo y espero que cuando llegue el momento pueda pensar en todas las cosas que quería hacer en la vida y he conseguido hacer.
T. M.