lunes, 10 de febrero de 2020

Entrevista capotiana a Juan Casado


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Juan Casado.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una casa con chimenea desde donde se pudiera ver el mar. El fuego y las olas son siempre iguales y diferentes, te permiten pensar, imaginar, dormir.
¿Prefiere los animales a la gente?
La gente, siempre que sea respetuosa y tranquila
¿Es usted cruel?
Creo que no. Ni con los bichitos pequeños.
¿Tiene muchos amigos?
Si porque conservo los de mi infancia y adolescencia. Pero no los veo porque son muy pesados, me aburren.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sea fiel a sus principios y a sus amigos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, solo uno me decepcionó de verdad.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, siempre que no haga daño. La sinceridad en los médicos puede ser perjudicial, necesita ser modulada y amoldada.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escuchando música clásica, pensado sin hacer nada, solo pensar, escribir esos pensamientos y hacer deporte, footing.
¿Qué le da más miedo?
La enfermedad de mis seres queridos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La traición de los ideales.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Tocar un instrumento musical, componer e interpretar música. Lo que hago, ser médico, curar o aliviar a los niños. Enseñar a los médicos jóvenes.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Bicicleta de montaña. Correr casi todas las mañanas a las 6 a. m.
¿Sabe cocinar?
No, solo carne a la brasa.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Ramón y Cajal.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Juventud y vitalidad.
¿Y la más peligrosa?
Tristeza en el futuro.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, pero sí dar una bofetada a algún indeseable.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
He ido cambiando a lo largo de la edad. Ahora socialdemócrata.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Músico, pintor.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La intolerancia, la tendencia a dogmatizar, exigir demasiado a los demás. Seguramente muchos vicio más, pero lo tienen que decir los demás, sobre todos las personas queridas que me rodean.
¿Y sus virtudes?
La disciplina, la capacidad de trabajo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Cuando era adolescente casi me ahogo al cruzar a nado el rio Guadiana. Por mi cabeza solo pasó una ansiedad tan intensa que nunca más he tenido.
T. M.