jueves, 10 de septiembre de 2020

Entrevista capotiana a Magdalena Lasala


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Magdalena Lasala.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Uno junto al mar donde pudiera estar con la única persona que querría estar por siempre.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, por lo general, y tampoco prefiero la gente, sino algunas personas.
¿Es usted cruel?
Dándome cuenta, no. Tengo memorizada una vez en que sí lo fui queriendo serlo.
¿Tiene muchos amigos?
No tengo muchos amigos, tengo los justos para sentirme bien compartiendo lo que sea que me une a ellos y para que me compense salir de mi mundo interior.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco cualidades en ellos, porque considero que la amistad surge de afinidades internas con independencia de las cualidades. Si tengo que pensarlo, espero de ellos lo que yo soy capaz de dar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Ya no.
¿Es usted una persona sincera? 
Depende. La sinceridad es una fantasía.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Estando con quien yo quiero estar.
¿Qué le da más miedo?
El propio miedo. Es absolutamente limitador e infructuoso.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El dominio de las mentes y las voluntades a través de la religión y  la publicidad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ya no existiría. No me concibo de otra manera. La escritura me eligió a mí, ya nací con disposición natural a la creación.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, practico y me apasiona el golf, siempre es distinto y me implica totalmente: cuerpo, ejercicio mental, concentración, entretenimiento y aprendizaje constante.
¿Sabe cocinar?
Sí, pero no me interesa especialmente. Llevo la forma de alimentación definida por mí para mis gustos y mis necesidades y no me atrae buscar otras experiencias en la cocina.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?     
María de Nazareth. Creo que está por escribir su verdadera historia.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Amante.
¿Y la más peligrosa?
No son peligrosas las palabras en sí mismas.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Hay muchas formas de matar. Cuando he decidido que alguien debía morir para mí, directamente lo he matado en mí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
El sentido común y la inteligencia por encima de mezquindades.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Yo misma hipermillonaria en secreto.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No tengo vicios clásicos. Mi vicio confesable no es tal, sino una forma de ser: me gusta mi desorden y no me importa a quien no le guste.
¿Y sus virtudes?
También forman parte de una forma de ser. Pero las virtudes pueden también tener un riesgo o lado oscuro. No me las he planteado.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me siento incapaz de imaginarme eso ahora, ¿para qué?
T. M.