Hace un par de meses, pudimos conocer cómo Michael J. Sandel, mediante “Filosofía pública. Ensayos sobre moral en política”, reflexionaba sobre dónde colocar el intelectualismo moral en torno a conocimientos y actuaciones de políticos que tienen profundas consecuencias en la ciudadanía. A partir, por un lado, de su dominio de la realidad política estadounidense de los últimos decenios, y por el otro, del análisis de las lagunas morales en las que están metidas todas las sociedades, el profesor de ciencias políticas en la Universidad de Harvard, donde lleva impartiendo un curso sobre justicia desde hace veinte años, escribía con ejemplos concretos sobre la discriminación positiva, el suicidio asistido, el aborto, los derechos de los homosexuales o el papel de la religión en la vida pública.
Y como en aquel caso, lo mismo pasará con “La tiranía del miedo” (traducción de Albino Santos Mosquera), esto es, que no importa que el lector se posicione, de forma ideológica o ética; lo sustancioso es colocarse frente a los dilemas que presenta el autor, esta vez en torno a casos de lo que él cree que es la desaparición del bien común, y hacerse preguntas, y dudar de lo que se piensa. Hay que agradecer a la editorial Debate el esfuerzo y acierto por agarrarse a la actualidad y traernos un libro que Sandel fecha en este pasado abril, y en que empieza hablando de cómo el coronavirus se desató en un mundo que no estaba preparado para ello, ni logística ni moralmente. Una serie de carencias eran evidentes, pues, y Sandel las vincula al instante con las “décadas de desigualdad en aumento y de resentimiento culturales”, y con un “ambiente de rencor y desconfianza partidistas”, todo lo cual requeriría de “una solidaridad que muy pocas sociedades pueden recabar salvo en tiempos de guerra”.
Muy
al contrario, se generó una solidaridad, sí, pero del temor, de la exigencia de
la «distancia social». Toda una paradoja moral junto al lema de «todos estamos
juntos en esto», que no tenía sólidas raíces. Por ello merece la pena entender
el pasado para enfrentarnos a tamaña crisis de salud pública e intentar una
renovación moral y política después de lo que Sandel observa: que en las
pasadas cuatro décadas se deshicieron tanto los lazos sociales como el respeto
mutuo. El libro, así explica cómo ocurrió tal cosa y propone caminos para
reconducirnos hacia una política del bien común. Y, con gran astucia y
habilidad, encuentra a la perfección la manera de hacerlo: con casos reales y
cercanos, dejando claro que la igualdad de condiciones es más bien escasa, que
son contados los espacios públicos que reúnen a las personas por encima de las
diferencias de clase, raza, etnia y religión, y que la globalización ha
comportado desigualdades de riqueza tan pronunciadas que nos han conducido a
llevar estilos de vida separados según nuestra renta, alejados de lo común.
Publicado
en La Razón, 19-IX-2020