domingo, 29 de noviembre de 2020

Entrevista capotiana a I. Biggi

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de I. Biggi.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Pues me matarías. Soy casero y me gusta estar en mi entorno. Pero necesito saber que puedo salir de ahí. Aunque luego no lo haga. El encierro me mata.

¿Prefiere los animales a la gente? Aún no he llegado a tal extremo, pero no me queda mucho. Me considero una persona solitaria. Me cuesta interpretar gestos y palabras. Como decía aquel, la vida es una obra de teatro y todos somos actores. Usamos máscaras para las representaciones y éstas pocas veces coinciden con las personas que las lucen. Los animales no necesitan tantos artificios y eso los hace más fáciles de descifrar.

¿Es usted cruel? Tal vez tendrían que contestar quienes me conocen. Hay diferentes formas de ser cruel. No solo los golpes, los insultos o las amenazas son índices de esa crueldad. El silencio, la indiferencia, pueden ser poderosas armas y hay quien las utiliza para mostrarse cruel. No lo sé. Confío en no serlo.

¿Tiene muchos amigos? No. Como he dicho antes soy bastante solitario. Me alegro de ver a mis amigos, claro. Pero no soy de ir de cena con ellos y pasarme horas de sobremesa. Por suerte quienes lo son conocen esta forma de ser y la disculpan.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Fundamentalmente transparencia. Que tengan las menores dobleces posibles. Por lo que decía antes. No tengo facilidad para interpretar las acciones o las palabras, así que cuanto más sinceros, más fácil me resulta tener confianza.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Imagino que como a todos me habrá pasado. Seguro que yo también he decepcionado a gente. Es inevitable. Nos formamos unas expectativas que a veces no son reales y eso conlleva la decepción. Con los años aprendes a hacerte menos expectativas.

¿Es usted una persona sincera? Creo serlo. A veces el exceso de sinceridad también es una forma de crueldad. Hay que tener cuidado al decir las cosas y ser empático. Trato de no mentir, lo que no es lo mismo que decir siempre la verdad. La verdad puede hacer daño. Según la ocasión prefiero callarme. En cualquier caso se me nota mucho cuando miento, aunque sea para no hacer daño, así que al final sale la verdad. O la verdad tal y como yo la veo, que eso es otra historia.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Tengo un niño de 6 años. Soy bastante protector y me gusta estar encima, aunque reconozco que puede no ser bueno. El caso es que eso me deja poco tiempo libre. Cuando lo tengo me gusta vivir mi otra vida en el interior de mi cabeza, bien sea estando al sol, dando una vuelta, en el monte o en el sofá de casa.

¿Qué le da más miedo? Muchas cosas y más ahora con un niño. La incertidumbre del futuro, especialmente el suyo.  Quedaría mejor responder que no tengo miedos, pero habíamos comentado que soy sincero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? ¿Cuánto espacio tiene el blog? Lo digo porque no va a entrar todo. El despotismo, la corrupción, el fanatismo, el maltrato con los animales o con los más débiles, la contaminación, el camino que hemos escogido hacia la autodestrucción, la falsedad… No sigo que me lanzo.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Nunca he decidido ser escritor. De hecho no lo soy. Llevo trabajando desde los 15 años. He hecho muchas cosas y sigo trabajando. Escribir es un hobby, como coleccionar sellos. Tengo la suerte de que mis historias han interesado a alguien que las ha considerado dignas de ser publicadas. Eso es lo que escribo. Las historias que se me ocurren. Si no las hubiera escrito las hubiese vivido igualmente.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Soy competitivo. Me gusta mucho jugar a futbol o a cualquier otra cosa. Desafortunadamente tengo las rodillas muy fastidiadas del futbol y ahora solo me queda la bicicleta, la natación, el gimnasio. Me aburro mucho en esos sitios, pero lo hago para cuidarme.

¿Sabe cocinar? Sí. Y quienes lo han probado dicen que lo hago bien. Claro, ¿qué van a decir, no? Pero sí. En mi casa cocino yo. Comida sencilla, cotidiana. No me digas de asar un cordero para seis, porque no es lo mío. Pero en mi casa se come bien y variado.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Muchos. No sé si existió Jesucristo, pero sería increíble poder hacerle una entrevista y contar su verdadera historia. Pero hay otros muchos. Mandela, Gorbachov, Madame Curie, Einstein, Beethoven, Napoleón…

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Difícil pregunta para un pesimista. No sabría qué decirte. En euskera esperanza se dice itxaropena. Me gusta.

¿Y la más peligrosa? Ignorancia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? ¿Tú no? Yo creo que todos fantaseamos en un momento dado. Dicen que es la diferencia entre un loco y un cuerdo, ¿no? Que el primero lleva a cabo los sueños que también tiene el segundo.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Teniendo en cuenta el momento, me parece que voy a decir pasapalabra. En cualquier caso he dado antes suficientes pistas.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No lo sé. Actor, astronauta, filósofo, miembro de Industrial Light & Magic… Pero realmente estoy contento con lo que soy.

¿Cuáles son sus vicios principales? Defectos tengo un montón. Soy muy pesado, de trato no muy fácil, exigente… Vamos, un encanto. Vicios, si te refieres a beber, fumar o similares, creo no tenerlos.

¿Y sus virtudes? Alguna tendré, digo yo. Y no es falsa modestia. La cuestión es que a veces me dicen cosas que ven en mi como virtudes y que yo no estoy convencido de poseerlas.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? ¿Un flotador? Imagino que mi hijo y mi mujer. Siempre es recurrente decir que son lo más importante en tu vida. Pero es que en mi caso es así. Mi vida cambió, indudablemente a mejor, cuando aparecieron. En esa película que dicen que pasa ante tus ojos cuando te estás muriendo, ellos ocuparían una gran cantidad de fotogramas.

T. M.