martes, 29 de junio de 2021

Entrevista capotiana a Ara de Haro

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ara de Haro.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una biblioteca con jardín (y piscina).

¿Prefiere los animales a la gente? No, pero me gusta cuando la gente tiene la honestidad animal de mostrarse cómo es.

¿Es usted cruel? Nunca de forma intencional, pero reconozco que la falta de inteligencia me cansa, la mediocridad me irrita y la maldad me repugna.

¿Tiene muchos amigos? Pocos y buenos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad, inteligencia y sentido del humor.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Desgraciadamente, me ha ocurrido un par de veces con amistades muy queridas.

¿Es usted una persona sincera? Sí, debería de contestar siempre en presencia de mi abogado…

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, escribiendo, pensando, pintando y paseando.

¿Qué le da más miedo? Los delirios megalómanos y egoístas, la negligencia generalizada…la falta de humanidad y de conciencia.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? No me escandalizo, pero cualquier abuso me repugna, en especial contra los niños o gente indefensa.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Siempre he pensado que si viviera en la Edad Media me habría metido a monje iluminador de manuscritos…Y de no ser escritor sería profesor, que también requiere creatividad, pero enfocada directamente a despertar la conciencia del alumnado.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, me encanta pasear, bailar y nadar.

¿Sabe cocinar? Me invento platos muy imaginativos y poco comestibles.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A alguno de mis fabulosos abuelos: Agustín o Pedro Vicente.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Vida.

¿Y la más peligrosa? Superioridad.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, pero una muerte hipotética.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? De izquierdas.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Pianista o trapecista.

¿Cuáles son sus vicios principales? Los de la mente.

¿Y sus virtudes? También.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Sé que vería a mi madre.

T. M.