miércoles, 28 de julio de 2021

Entrevista capotiana a Karmele Jaio

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Karmele Jaio.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Un lugar con mar, libros, música, buen vino… Y, sobre todo, en el que estén las personas a las que quiero.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero la gente. Soy alérgica a la mayoría de los animales, aunque también a algunas personas.

¿Es usted cruel? Creo que no, aunque seguro que lo he sido más de una vez.

¿Tiene muchos amigos? Conozco a mucha gente y me conoce mucha gente. Amigas y amigos tengo pocos, pero de muy buena calidad.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Me gusta la gente seria con sentido del humor. Y también la que es capaz de compartir el silencio conmigo sin incomodarse.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? De la decepción no se vuelve. Es un sentimiento muy doloroso. Intento entender sus razones antes de que me decepcionen.   

¿Es usted una persona sincera? La sinceridad es muy peligrosa, está sobrevalorada. Soy sincera solo cuando serlo no supone un peligro. Si fuésemos sinceros siempre sería imposible la convivencia.   

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me encantan los conciertos en directo. Y no puedo estar sin ver el mar mucho tiempo.

¿Qué le da más miedo? El sufrimiento.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Me indigna el abuso de poder. Quizás ya a estas alturas, de tanto presenciarlo, no me escandaliza porque ya no me sorprende, pero me indigna terriblemente.

Si no hubiera decidido ser escritora, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me hubiese gustado ser bibliotecaria. Sobre todo por el silencio. Me atrae mucho el silencio de las bibliotecas.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Me desplazo diariamente en bicicleta y hago pilates y boxing.

¿Sabe cocinar? Tengo mis especialidades. No son muchas pero triunfan  siempre.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A la poeta Wislawa Zsimborska.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Sí.   

¿Y la más peligrosa? Tú no.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Claro. Aunque luego se me pasa.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Creo en la igualdad y en los derechos de todas las personas, al margen de su sexo, su nivel económico, su raza, su tendencia sexual o sus capacidades físicas.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No me gustaría ser otra cosa.

¿Cuáles son sus vicios principales? La melancolía, el buen vino y el jamón de jabugo.

¿Y sus virtudes? Suelo olvidar lo malo. Y río con facilidad.  

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Creo que no vería nada. En todo caso, soñaría con una bombona de oxígeno.

T. M.