viernes, 30 de julio de 2021

Entrevista capotiana a Paco Oliver

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Paco Oliver.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Aquel lugar en el que estuvieran cerca mi familia y  mis amigos.

¿Prefiere los animales a la gente? Siempre preferiré a la gente, lo cual no quiere decir que no haya gente que no merezca mi aprecio por encima de cualquier noble y amigo animal.

¿Es usted cruel? En algunos pensamientos, sin duda.

¿Tiene muchos amigos? Muchos y muy buenos. Soy un hombre afortunado en la amistad.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sean amigos de verdad. Eso  excluye la traición, la hipocresía y todo lo que eso conlleva.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? La decepción puede ser un estado de ánimo que llega cuando no encuentras  lo que esperabas de algo o de alguien en un momento determinado; pero es superable si la relación es verdadera. Siempre hay y habrá decepción porque no siempre son las cosas como tú crees que son o deben ser en tu relación con los demás.

¿Es usted una persona sincera? Creo que la sinceridad es la base de la honestidad; me considero honesto al decir lo que pienso en cada momento; eso no quiere decir que siempre puedas hacerlo. Unas veces por aquello de las “mentiras piadosas”, otras porque a veces falte valor para manifestar exactamente lo que crees.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me cuesta mucho entender que el tiempo es  libre.

¿Qué le da más miedo? Perder lo que más quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Que nuestro país, nuestro entorno, camine hacia atrás en los derechos y libertades. Que no haya matices. Como periodista, me escandaliza el no periodismo de los medios  de comunicación, vendidos al mercado y al argumentario de los partidos políticos mediocres, que han convertido los escaños en un gallinero y a la prensa en sus voceros.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Pensar en hacerlo; pelear por serlo.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Siempre me gustó el deporte de equipo, el fútbol principalmente; ahora ando lo que puedo y acabo de empezar a conocer y a practicar el yoga.

¿Sabe cocinar? Me gusta cocinar y compartir mis platos con gente.  Dicen que cocino bien; y yo me lo creo porque es verdad.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Escribiría la historia de uno de tantos personajes anónimos cuya vida fue arrebatada por el sinsentido,  el odio y la barbarie. Alguno de los muchos nombres de nuestro entorno que quedaron enterrados en el olvido y que necesitan luz. Más ahora, que nos acercamos sin darnos cuenta a un escenario cada vez más próximo al que nos llevó al desastre como país.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Empatía.

¿Y la más peligrosa? Envidia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Los pensamientos oscuros te pueden llevar al límite, pero tan al límite no he llegado, aún. Lo haré en la ficción, o eso espero.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de izquierda. Cada día más.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Escritor, cineasta, inventor de historias a tiempo completo; entendiendo por tiempo completo aquel que le dedicase a escribir y a crear, sin contar el resto de  horas para seguir disfrutando de la vida.

¿Cuáles son sus vicios principales? Si por vicio entendemos la sexta acepción que recoge la RAE, todo lo bueno, entre lo que se encuentra el Sevilla FC.

¿Y sus virtudes? Creo que salir de los sitios siendo respetado por mis compañeros, amigos y no tan amigos.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Una niña gordita mirando desde el borde de la piscina con los brazos en jarra, sin hacer nada. Y un telón negro que cae mientras pienso en mi mujer, mis hijos, mis padres y hermanos, mi familia y amigos.

T. M.