miércoles, 13 de abril de 2022

Entrevista capotiana a Pilar Cernuda

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pilar Cernuda.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Un lugar con luz, con mar… y con gente a la que quiera y me quieran, familiares y amigos.

¿Prefiere los animales a la gente? A la gente, siempre que sea de fiar.  Aunque me encantan los perros que también sean de fiar.

¿Es usted cruel? Creo que, me sorprenderían que alguien creyera que lo soy.

¿Tiene muchos amigos? Muchos y buenos, son afortunada.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad, sentido del humor, actitud positiva ante la vida…

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Alguna decepción sí he tenido. Pero son muchos más los que permanecen y son como me gusta que sean.

¿Es usted una persona sincera? Lo intento. Creo que lo soy.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leo muchísimo. Historia y novela. Nunca me aburro.

¿Qué le da más miedo? Muchas cosas. Lo que más, el sufrimiento de la gente que quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Pocas cosas. La hipocresía, la mentira…

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Arquitectura. Siempre quise ser arquitecto, incluso empecé la carrera.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Ando muchísimo, el mejor ejercicio para mi edad.

¿Sabe cocinar? Sí, y muy bien. Me encanta.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Tantos… He conocido a muchas de las personas que todo el mundo desearía conocer, presidentes, reyes, políticos, actores, escritores… Y quizá quien más me ha impresionado es un hombre  muy mayor que un día, en Jerusalén,   me contó su vida. Un niño del guetto de Varsovia.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Se han convertido en tópico, pero sigo apostando por amor, generosidad, comprensión, paz…

¿Y la más peligrosa? Guerra.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. De verdad. No.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy más de personas que de siglas. Me siento de centro, pero he votado a personas más escoradas hacia la derecha o la izquierda, si me parecían decentes.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Arquitecto.

¿Cuáles son sus vicios principales? Impaciencia. Genio cuando toca tener genio.

¿Y sus virtudes? Lealtad. Y cumplo mis compromisos, los personales y los laborales.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Probablemente, pensaría en mi hija.

T. M.