miércoles, 11 de mayo de 2022

Entrevista capotiana a Jesús Pacheco

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jesús Pacheco Pérez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Depende de la extensión del lugar. Si ese lugar se trata de un país, España. No concibo mi vida sin el mediterráneo al lado, sin el aceite de oliva y la intensidad de sol. Si tengo que reducir la extensión, en ese caso, la Región de Murcia. Creo que es una parcela del mundo que guarda todas sus cosas bellas. No necesitaría más turismo si pudiese tan solo pasear por la Región.

¿Prefiere los animales a la gente? Amo los animales, su inocencia y su distancia a la maldad. Sin embargo, mantener conversaciones con ellos suele resultar bastante complicado, por lo que elijo indudablemente a la gente por las sobremesas, los cafés, los paseos y todos los momentos en los que uno puede charlar.

¿Es usted cruel? No me considero cruel en ningún sentido. Procuro ser, en el buen sentido de la palabra, bueno.

¿Tiene muchos amigos? Quiero a mucha gente y creo que sí tengo muchas amigas. Mantengo muy pocas amistades del colegio e instituto (me gustaría recuperar algunas), pero en la universidad he conocido a gente realmente bella que quiero mucho.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No busco ninguna cualidad. Sin embargo, no podría mantener una amistad con alguien que no respetase los derechos básicos de las personas, por ejemplo. Eso sí me parece esencial.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? En absoluto. Al contrario, suelen sorprenderme y soy muy feliz con ellas.

¿Es usted una persona sincera? Sí, aunque eso me haya podido buscar algún problema, pero sobre procuro tener tacto y empatía. Intento ir siempre con buena intención y entiendo que siempre descubre la verdad detrás de las mentiras y eso complica mucho las cosas. Hace años pude tener otra forma de ver este asunto, pero desde que pienso así me ahorro problemas, aunque en primera instancia pueda salir perdiendo.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Sentado en un bar, cafetería o jardín con mis amigas sobre todo, pero también yendo a exposiciones, leyendo, escuchando música..., aunque al final eso lo traduzco en cierto ejercicio filológico de interpretación y relaciones interartísticas; entonces, veo importantes otros tipos de ocio como ver vídeos de Ibai o jugar a Pokémon. Eso sí, no tengo demasiado tiempo libre.

¿Qué le da más miedo? Muchísimas formas de sufrimiento que impliquen experiencias cercanas a la muerte, evidentemente, o ver en esa situación a personas que quiero. Además, algo que me resulta terrorífico es verme solo. Meramente la aproximación a esa idea me produce cierta ansiedad.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Que gran parte de la sociedad asuma de tan buena manera comportamientos que violan derechos humanos, que tanta gente mire hacia otro lado en situaciones discriminatorias, de violencia y odio. También me escandalizan todas esas personas que se proclaman cristianas y tienen actitudes tan lejanas a lo que teóricamente es el cristiano. ¡Ya no hay cruzadas ni conquistas!

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me cuesta ponerme en esa situación porque no es algo que realmente haya decidido per se, aunque supongo que tan solo un filólogo hispánico, profesor de instituto, con mayor interés por la lingüística que por la literatura. Al final, la lectura me habría llevado inevitablemente a las filologías, si no de un modo activo, de uno pasivo.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, voy al gimnasio dos o tres días a la semana y he estado en equipos de fútbol casi toda mi vida, a pesar de que ya apenas lo juego. También, años atrás, hice judo, jugué al baloncesto, tenis, balonmano... siempre me ha gustado mucho el deporte.

¿Sabe cocinar? Regular, pero los dulces se me dan, según me dicen, bastante bien. Las galletas, bizcochos, tartas y sobre todo las tortitas. Eso sí, un cocido o unas lentejas... nunca lo he intentado y me da un poquito de vértigo.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Escribiría sobre Federico García Lorca posiblemente, sobre Jorge Luis Borges o Alejandra Pizarnik. Creo que al ser bastante populares podría darle un buen enfoque personal y filológico, más allá de lo divulgativo.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Aún. En mi opinión, nada tiene más fuerza que aún. Es contundente, algo fría y de color azul. A pesar de que mi primer libro, ayer por 2017, lo titulé Gris esperanza, a día de hoy veo la esperanza de color azul, como un cielo de primavera, y la palabra más azul es aún.

¿Y la más peligrosa? No, la negación más dura, la que permite la exclusión y la imposibilidad, que es casi universal por su evolución y parecido en tantas lenguas romances e inglés. Lo prohibido siempre está rodeado de peligro, ya bien por parte de quien prohíbe o por lo prohibido en sí.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Esta pregunta me resulta un poco fuerte porque de forma figurada o impersonal alguna vez en momentos de absoluta rabia en la preadolescencia pensé en ello, de decir "uf, ojalá se muera X persona", pero también recuerdo arrepentirme instantáneamente de pensarlo. Sin embargo, de ser yo el sujeto de la acción, jamás he querido eso que ni me atrevo a pronunciar. A día de hoy, ni tan siquiera con la impersonalidad que podía decirlo a los trece o catorce años.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Al hablar de lo que me escandaliza lo he dejado claro. Defiendo el colectivo LGTB, apoyo el feminismo, defiendo políticas a favor del medioambiente y rechazo todo tipo de discriminación racial. Y, a nivel político en tanto a relaciones entre personas, rechazo el enchufismo y la herencia de cargos, pero también rechazo la deshumanización de quienes tienen ideologías extremistas.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? En cuanto a profesión, tal vez, físico, aunque se me dan muy mal las matemáticas. Si nos ponemos abstractos, un ente omnipotente, omnipresente y omnisciente (algo así como un dios). Si fantaseamos un poco, quizá, un árbol centenario que pueda ver el paso del tiempo, aunque eso podría ser algo triste.

¿Cuáles son sus vicios principales? Las mandarinas a partir de noviembre o el chocolate. Sin duda, lo dulce.

¿Y sus virtudes? Eso que no me lo pregunten a mí. Si tengo que decir algo, supongo, me gusta destacar mi puntualidad para todas las cosas, pero, insisto, mis poquitas virtudes me da pudor comentarlas porque tal vez me equivoco y no quiero pecar de vanidad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Uy, qué terrible, ¡y por qué imaginarse eso! Pues, supongo me vendrían muchos nombres de personas que amo. Pensaría en mi familia, Lucía y mis amigas para mantener la calma.

T. M.