lunes, 10 de abril de 2023

Entrevista Capotiana a Marcos de la Fuente

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Marcos de la Fuente.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Las Islas Cíes, en la Ría de Vigo, en Galicia. El paraíso en la tierra. Mi paraíso.

¿Prefiere los animales a la gente? Los animales son gente y la gente, animales. No hago diferenciación en ese aspecto. Quizá prefiero a la gente porque puedo hablar con ellos.

¿Es usted cruel? No que yo sepa. Estoy bastante en las antípodas de la crueldad.

¿Tiene muchos amigos? Sí. Muchos y buenos. Los amigos son el mayor tesoro, el bien más preciado que hay que cuidar y proteger. Desde niño tuve claro que eran lo más importante en la vida.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad, sinceridad, empatía, curiosidad... Y que me respondan cuando les llamo por teléfono.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, la verdad. A los amigos hay que quererlos como son. Nunca o casi nunca van a hacer las cosas como tú quieres que las hagan.

¿Es usted una persona sincera? Lo intento, aunque cada vez es más difícil.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? No es algo que use, el concepto de tiempo libre. No lo entiendo como tal. Estoy continuamente con la alerta activada esperando que una epifanía se descubra ante mí.

¿Qué le da más miedo? El miedo en sí. Perder a mis seres queridos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La injusticia, la inmoralidad, la desigualdad social, la apabullante y enarbolada ignorancia de los que se jactan de ser ignorantes.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Bueno, la creatividad surge en muchas profesiones y oficios, no solo en los meramente artísticos. En algún momento de mi vida decidí que iba a intentar hacerlo todo, y en esas estamos. Además de poeta también soy fisioterapeuta. Curar a los demás es algo que me llena y, en cierta forma, me cura a mí mismo. Igual que la poesía.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Baloncesto, una vez por semana. Mi terapia exudativa.

¿Sabe cocinar? Tengo mis básicos, mis hits. La tortilla de patatas es mi mejor receta, aunque la cocina no es mi lugar favorito. Cocino para alimentarme, no porque me relaje o me resulte creativo.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Buff! Hay muchos. Allen Ginsberg, Cortázar, Jim Morrison, León Felipe.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Paz.

¿Y la más peligrosa? War.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Muchas veces. Especialmente en cuanto a contaminación acústica se refiere. Camioneros que tocan sus bocinas, conductores de motos atronadoras... ese tipo de malnacidos.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Socialmente justas e igualitarias.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Millonario. O mejor aún, multimillonario.

¿Cuáles son sus vicios principales? Pereza, creo. Siempre he sido muy perezoso. De lujuria tampoco ando mal.

¿Y sus virtudes? Creo que soy capaz de hacer mejor a los demás, a los que están a mi lado. Diría que esa es mi principal virtud. Y la seguridad. Da igual lo que hagas, hazlo como si fueras el mejor haciéndolo.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Las de algún tutorial de YouTube donde explicaban cómo hacer para no ahogarse. Al margen de eso, las caras de mi familia y amigos. Los rostros de mi mujer y mi hijo.

T. M.