miércoles, 26 de abril de 2023

Entrevista capotiana a Rosa Huertas

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rosa Huertas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Ninguno. El cementerio cuando me muera. En todo caso, una biblioteca.

¿Prefiere los animales a la gente? No, en absoluto, nunca he tenido mascota. Es evidente que hay que preferir a las personas.

¿Es usted cruel? No lo creo, al contrario, me paso de buena.

¿Tiene muchos amigos? Bastantes y muy buenos. Y si pueden ser más, mejor.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad, afecto, compresión, apoyo en los momentos difíciles.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, afortunadamente.

¿Es usted una persona sincera? Creo que sí, desde luego con mis amigos lo soy.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gusta leer, ir al cine o al teatro, visitar museos, viajar, acompañar a las personas que quiero.

¿Qué le da más miedo? El dolor, que sufran las personas que quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Que los jóvenes españoles quieran ser influencers.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? He sido profesora durante 39 años, esa ha sido siempre mi vocación que he tenido que compaginar con la escritura.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Camino unas cuantas horas diarias.

¿Sabe cocinar? Lo justo, no soy buena cocinera, me falta paciencia.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Quizá Elena Fortún, la escritora que me convirtió en lectora cuando era niña.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Siempre. Aunque no sea verdad casi nunca.

¿Y la más peligrosa? Guerra.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No merece la pena, te metes en un lío.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Las que defienden a la gente y la escuela y la sanidad públicas.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? He sido profesora, mi vocación, y escritora, mi sueño. Me habría gustado saber dibujar y pintar, pero no se me da nada bien.

¿Cuáles son sus vicios principales? Los helados de heladería buena me chiflan. Pocos vicios más tengo. Me cuesta decir que no.

¿Y sus virtudes? Soy fiel y constante.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Supongo que algún momento feliz con mi hijo y mi familia.

T. M.