sábado, 13 de abril de 2024

Entrevista capotiana a Fernando Morales Astola

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Fernando Morales Astola.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una cabaña en el Monte Asturiano. Naturaleza, clima benigno, amplias panorámicas y muchas direcciones a las que ir a pie y en bici.

¿Prefiere los animales a la gente? No. No siento reparos en relacionarme con los animales, pero prefiero a los seres humanos…, quizás es sólo cuestión de idiomas.

¿Es usted cruel? Soy incapaz de ejercer acciones con crueldad. Lo sé porque he tenido ocasiones y he preferido asumir los inconvenientes derivados de no ejercerlas.

¿Tiene muchos amigos? Pienso que sí. Aunque nunca son suficientes.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Complicidad y generosidad.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Ha habido ocasiones, como imagino que a todo el mundo, pero no… sólo ha sido alguna ocasión aislada.

¿Es usted una persona sincera? Pienso que sí. Pero no entiendo la sinceridad como “Digo todo lo que pienso y siento”, sino más “Pienso y siento todo lo que digo”. Porque hay que tener cuidado y no confundir la sinceridad con la crueldad. Las buenas actitudes (y la sinceridad lo es) han de tener motivaciones honorables.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Pedalear por caminos, arreglar las plantas, ir al cine o teatro… pero al final siempre acabo compartiendo alguna cerveza con  familiares o amistades.

¿Qué le da más miedo? Curiosamente, temo aquello que necesito para sentir emociones creativas. Cuando he recorrido el Guadalquivir andando en soledad, recuerdo que, en el curso alto, Sierra de Cazorla, buscaba esa sensación de cuerda floja, de que no todo podía ser previsto, lo que despierta en mí una ineludible necesidad de crear, de inventar… pero a la vez me temblaban las piernas cuando iba oscureciendo y preparaba la tienda para dormir.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La incapacidad de la especie humana, como grupo animal, de impedir de forma inmediata la barbarie contra nuestros semejantes y también, a decir verdad, contra nuestra casa compartida que es el planeta Tierra. No sé qué me escandaliza más, que haya seres humanos que practiquen esa crueldad o que no seamos capaces de pararlos.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Llevo otra vida creativa (sonrío), soy músico. Y creo que en mi ocupación como profesor de Biología y Geología (hasta que me jubilé) también tuve un desempeño creativo a la hora de enfocar mi trabajo con los jóvenes. Creo que en cualquier cosa a la que me hubiera dedicado hubiera sentido siempre la misma necesidad de ver el mundo de otra manera.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Bicicleta. El ejercicio físico es necesario… Nuestros antepasados necesitaban desplazarse mucho y rápido para buscar alimentos. De modo que sí, hay que practicar un ejercicio, pero, tal y como hicieron nuestros antepasados, creo en el ejercicio físico no porque sí… Salir al campo en bici, es hacer ejercicio para alimentarse de belleza y, por qué no decirlo, adquirir oxígeno de calidad.

¿Sabe cocinar? Sí. Cocino todos los días y no me disgusta en absoluto. Pero sobre todo me gusta cuando estamos en casa compartiendo las elaboraciones. El hogar de una casa (concepto del que procede hoguera) es el mejor lugar en el que compartir las compañías. El hogar es la cocina, sin duda.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Charles Darwin. Tuvo que ser un personaje excepcional. Saber que tu idea puede tanto cambiar el mundo como ofender a una importante parte de la humanidad es un gran peso. ¿Quién quiere de verdad ser consciente cuando aún estás vivo de que nadie va a olvidarte? ¿Cómo se puede vivir cuando la mayoría de la gente con la que te cruzas piensa que tú has descubierto su debilidad? No me extraña nada que tardase tanto tiempo en publicar su teoría evolutiva.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Utopía. Y oportunamente se dice y se escribe prácticamente igual en todos los idiomas. La más clara sensación esperanzadora que creo que podemos experimentar es la de que aún seamos capaces de elevar nuestros anhelos a una utopía. Si hay utopías en nuestros sentimientos, el avance, el progreso humano es posible.

¿Y la más peligrosa? Ego. Ser consciente y obrar en consecuencia de nuestra identidad más próxima, esto es, nosotros mismos como individuos, es inevitable. Pero ser conscientes de la necesidad de conectarnos con todo nuestro entorno, tanto humano como natural, para vernos incluso reflejados y también necesitados por el resto de seres, evitaría las barbaridades que el ser humano ha llegado y aún puede llegar a cometer. Querer mejorar nuestras vidas no es necesitar mejorarlas hasta el infinito, porque entonces estaríamos imponiendo nuestro ego sobre el derecho a mejorar de los demás.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Nunca, de forma categórica. Pero, por humanidad, por el rechazo que siento por el sufrimiento humano, reconozco que he deseado en ocasiones que alguien no hubiera nacido y, en otras ocasiones, que alguien dejase su vida para encontrar la paz.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Cualquier tendencia que ponga en primer plano las necesidades de los más necesitados. Esto es, no aceptar las diferencias como parte necesaria en la dinámica de la sociedad. Las diferencias existen, son una obviedad, pero no es en absoluto justificable considerarlas como algo natural y parte de una estructura a conservar. A mi entender, la igualdad de oportunidades es un imperativo. Por ejemplo, si una carrera profesional requiere diez años de preparación, el único hándicap para conseguirlo habría de ser la aptitud intelectual o física que requiriese el desempeño de esa profesión. Si una familia puede permitirse con sus propios recursos mantener a una persona durante diez años, invirtiendo sólo en su preparación, al resto de las familias se les ha de dar los recursos públicos para que no sea la peor suerte de nacer aquí o allí lo que determine sus posibilidades de futuro. Eliminar barreras injustas. Yo he tenido la suerte de disponer de los recursos que otras familias no han soñado. Mi tendencia política coincide con desear para otros, cuando menos, lo que yo he tenido. Mi lucha política no es por mis intereses, sino por el equilibrio en las posibilidades que permita a todos ejercer su Libertad. La de verdad, no la irresponsabilidad de mandar a salir a tomar cervezas en medio de una pandemia mundial.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Si no voy a ser yo mismo, con quien tengo una relación muy estrecha y, en términos generales, muy satisfactoria desde hace décadas, pienso en un ave migratoria de largos desplazamientos y bastante longeva. Un albatros estaría bien.

¿Cuáles son sus vicios principales? La cerveza del medio día acompañado de diferentes personas. Y el café.

¿Y sus virtudes? No soy capaz de expresar alguna, aunque creo que sí que las tengo. Diré la que más veces me han repetido los demás: Soy exactamente como parezco.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?  Vería a mis hijos, y yo estaría peleando contra la fatalidad de por qué no voy a disfrutar junto a ellos más tiempo.

T. M.