viernes, 12 de abril de 2024

Entrevista capotiana a Isabel Arias

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Isabel Arias.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Probablemente París. Creo, como decía Vila-Matas, París no se acaba nunca. Es imposible cansarse de esa ciudad y por muy bien que uno la conozca siempre descubre nuevos rincones.

¿Prefiere los animales a la gente? Creo que los animales tienen algunas cualidades de las que carecen muchas personas. En mi vida son tan importantes los animales como la gente.

¿Es usted cruel? En absoluto. Me considero una persona con buen corazón y una gran empatía.

¿Tiene muchos amigos? No; siempre he preferido la calidad a la cantidad. Puedo contar a mis amigos -los de verdad- casi con los dedos de una mano; pero son fundamentales en mi vida y sé que no me fallarán nunca.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad. Y que estén ahí cuando les necesito, igual que yo lo estoy para ellos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? He tenido más de una decepción, sí. La pérdida de un amigo se vive como un duelo, pero se sale adelante.

¿Es usted una persona sincera? Sí. Pero ser sincero no es decir siempre la verdad a cualquier precio y sin filtros. Intento ser sincera sin hacer daño gratuitamente.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, viajando o escribiendo.

¿Qué le da más miedo? La enfermedad de mis seres queridos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El que haya personas capaz de hacer daño intencionadamente.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Ser periodista o historiadora del arte.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Ninguno. No me gusta nada practicar deporte, aunque sé que debería hacerlo.

¿Sabe cocinar? No, ni me gusta ni se me da bien, la verdad. Lo básico para salir del paso.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Víctor Hugo o a la Emperatriz Isabel de Austria.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amor.

¿Y la más peligrosa? Envidia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Por supuesto, como todo el mundo. Pero nunca de verdad.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Pasopalabra.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Periodista o historiadora del arte. Pero solo si tuviera que cambiar. Me gusta mi vida tal como es.

¿Cuáles son sus vicios principales? El café, el chai y el matcha.

¿Y sus virtudes? Creo que soy una persona con buen corazón, optimista y con un gran sentido de la responsabilidad. Valoro mucho la amistad y la familia.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Solo una: la de mi hijo.

T. M.