miércoles, 30 de octubre de 2024

Entrevista capotiana a Silvia Eugenia Castillero

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Silvia Eugenia Castillero. 

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Elegiría la Ciudad de México, que es la ciudad donde nací y, aunque no vivo ahí, es en la que me siento más feliz porque, siendo mi país es muy cosmopolita, tiene museos de gran calidad, gente entrañable, mucha historia.

¿Prefiere los animales a la gente? No, prefiero a la gente, me gusta la conversación, la diversión con mis pares, la compañía humana, me encanta la inteligencia y el lenguaje. Amo a los animales, pero no los prefiero por encima de las personas.

¿Es usted cruel? Sí, en ocasiones me he sorprendido siendo cruel, incluso conmigo misma; cuando me veo siendo así, me asusto y trato de cambiar.

¿Tiene muchos amigos? No, soy de pocos amigos aunque muy entrañables, algunos provienen desde mi adolescencia.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Inteligencia, sinceridad, lealtad, creatividad, hondura, nobleza, autocrítica. Y que sean divertidos, que sean lectores y admiren el arte; que se pueda conversar y reflexionar con ello(a)s.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No con tanta frecuencia pero sí me ha sucedido con algunos. Sobre todo con amistades que descubro que eran de una época, de un momento coyuntural de mi vida. Y la amistad se desvanece, a veces es una amistad intensa pero fugaz.

¿Es usted una persona sincera? Sí, y me precio de ello. A veces soy demasiado clara y como digo directamente lo que pienso, me acarreo animadversiones.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gusta contemplar el paisaje, la gente, ir a un café a leer, ver buen cine, escuchar buena música. Y también me gusta convivir con mi familia y con mis amigos.

¿Qué le da más miedo? La muerte de mis seres queridos. Y la enfermedad.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La hipocresía, la falsedad, el abuso en todas sus facetas.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me hubiera gustado ser filósofa o florista, bióloga o agricultora.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Yoga.

¿Sabe cocinar? Sí, me gusta preparar alimentos para mis hijos, para mi familia en general.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Sylvia Plath.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amar.

¿Y la más peligrosa? Odiar.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Nunca.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de izquierda.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un ave.

¿Cuáles son sus vicios principales? La desidia, tendencia al desorden, la impuntualidad.

¿Y sus virtudes? Soy leal, sincera, activa, creativa. Me considero inteligente y divertida.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Una dimensión amplificada del mundo marino tan recóndito y misterioso. Y entre ese mundo apabullante por la angustia de mi ahogo, el rostro de mis 3 hijos y de mi madre y mi padre.

T. M.