miércoles, 9 de abril de 2025

Entrevista capotiana a Abraham Gragera

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Abraham Gragera.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Uno con inviernos largos, junto a buenos vecinos y en una casa bien acondicionada, luminosa y con vistas lo más amplias posible.

¿Prefiere los animales a la gente? Cuando me paro a pensarlo, no veo la diferencia.

¿Es usted cruel? Sólo en la imaginación.

¿Tiene muchos amigos? Más de los que pensé que llegaría a tener.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Inteligencia, lealtad y empatía.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No. Suelo ver a la gente venir.

¿Es usted una persona sincera? No consigo entender cómo ha llegado la sinceridad a tener tanto prestigio.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Con mi familia. Leyendo. Escuchando música. Haciendo nada.

¿Qué le da más miedo? La visión materialista de la existencia.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La posverdad.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? El idiota, pero más aún.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? No.

¿Sabe cocinar? Lo justo.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Jacques el fatalista.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Dinero.

¿Y la más peligrosa? Dinero.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy miembro del partido que fundó William Blake.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No lo sé. No estoy muy seguro de no ser otra cosa todo el tiempo.

¿Cuáles son sus vicios principales? El orgullo y la melancolía.

¿Y sus virtudes? La humildad y la alegría.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Las de mi familia, supongo.

T. M.