lunes, 22 de diciembre de 2025

Entrevista capotiana a Lide Aguirre

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Lide Aguirre.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Un lugar geográfico: San Sebastián. O Estambul. Un lugar físico: un hotel grande y bonito cerca del mar con servicio 24 horas.

¿Prefiere los animales a la gente? No, con excepciones.

¿Es usted cruel? No.

¿Tiene muchos amigos? Bastantes.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sean buenos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No. Aprendí a saber lo que podía esperar de cada uno. Cada uno da lo que puede, actúa como puede. Todos tenemos limitaciones o momentos peores. Todos fluctuamos y nos equivocamos.

¿Es usted una persona sincera? No siempre, creo que a veces no merece la pena.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Estando con mis hijas (son pequeñas) y saliendo a comer por ahí o de escapada. Y, por supuesto, leyendo.

¿Qué le da más miedo? Todo me da miedo. Por eso he arrinconado esa bola negra en el fondo de mi mente y vivo como si no le temiera a nada; a veces, hasta me lo creo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La crueldad con los débiles. La falta de misericordia.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Trabajar como periodista. Pero como también esta profesión tiene su parte creativa, ejercería de detective (tengo el título, aunque con algo de polvo por encima).

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Danza oriental y Fit Boxing.

¿Sabe cocinar? Sí.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Joe Coughlin, gánster de primera mitad de siglo pasado de la trilogía del escritor estadounidense Dennis Lehane. Y si tuviera que ser un personaje real: Juana la Loca, que sobrevivió a tanta oscuridad hasta los setenta y pico años.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Luz.

¿Y la más peligrosa? Zulo (agujero).

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Depende de la hora del día o del pie con el que me levante.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un  monte rodeado de mar.

¿Cuáles son sus vicios principales? El vino bien servido.

¿Y sus virtudes? Empatía.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mis hijas, mis hijas, mis hijas.

T. M.