miércoles, 28 de agosto de 2013

Entrevista capotiana a Rubén Abella

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rubén Abella.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En mi casa estoy muy bien. Tengo mis libros, mis cuadernos de notas, mi “sofá para pensar”. Pero imagino que no salir jamás de ella sería duro, por lo que, si se me permite, extiendo ese espacio vital a la ciudad de Madrid, que nunca se acaba.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente. Sería raro ser escritor y preferir a los animales, ¿no?
¿Es usted cruel?
Espero que no. Y digo “espero” porque a veces uno puede ser cruel sin darse cuenta.
¿Tiene muchos amigos?
Pocos y buenos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Bondad, inteligencia, sentido del humor (las dos últimas van de la mano).
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
La sinceridad, me parece a mí, está un poco sobrevalorada, en especial en un país como el nuestro donde por lo general la gente tiene puño de hierro y mandíbula de cristal. En fin, lo soy siempre que puedo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Hago lo que me gusta y no distingo muy bien entre el trabajo y el ocio. Podría decirse que no tengo tiempo libre, pero también lo contrario: que estoy siempre de vacaciones.
¿Qué le da más miedo?
No sé si es lo que me da más miedo, pero me asusta mucho la gente que nunca duda.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Con los tiempos que corren, es difícil no estar siempre escandalizado. Sobran las razones.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
No recuerdo haber “decidido” ser escritor. En cualquier caso, si no lo fuera, creo que no sabría qué hacer conmigo mismo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, dos o tres veces a la semana.
¿Sabe cocinar?
Cocina de supervivencia. Vamos, que me manejo para el día a día pero no me contratarían en el Bulli.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
¿Vale un personaje de ficción? ¿Sí? Pues entonces a William Stoner, el fascinante personaje creado por el novelista estadounidense John Williams.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Las palabras en sí mismas son inocentes, su efecto depende de la intención de quien las usa y del contexto. Si estoy muerto de sed en medio de un desierto, por ejemplo, esa palabra que usted me pide podría ser “agua”. Así que depende.
¿Y la más peligrosa?
Lo dicho.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, que yo recuerde.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Simpatizo con el Partido del Sentido Común. Tiene tan pocos afiliados…
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
De pequeño quería ser heladero y rey, a la vez. Creo que ya no.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No pienso contárselos a ustedes.
¿Y sus virtudes?
Peor me lo pone.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Lo normal, supongo, sería decir que vería el rostro de mis seres queridos o mi vida pasando como una película a cámara rápida ante mis ojos. ¿Pero de verdad la gente ve esas cosas mientras se le llenan la boca y las fosas nasales de agua?

T. M.