domingo, 2 de febrero de 2014

Entrevista capotiana a Amàlia Lafuente

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Amàlia Lafuente.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Un bosque de pinos al lado del mar.
¿Prefiere los animales a la gente?
Me encantan los animales.
¿Es usted cruel? 
Intento serlo mínimamente.
¿Tiene muchos amigos?
Sí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
60% de coincidencia en política, ética y aficiones.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Los conozco bien.
¿Es usted una persona sincera? 
Soy mayor y desgraciadamente he perdido la candidez.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo.
¿Qué le da más miedo?
Muchas cosas. Soy de sufrimiento anticipativo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La indiferencia frente a la injusticia.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Lo que hago, ser médico.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? 
Sí, mucho y variado.
¿Sabe cocinar?
Poco, sólo algunos caprichos como divertimento.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mi abuelo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Humanidad.
¿Y la más peligrosa?
Humanidad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Un poco cada día.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Regeneración absoluta.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un gato en una familia acomodada.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Intentar ser buena persona.
¿Y sus virtudes?
Arrepentirme de haber sido buena persona.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Creo que me enfadaría conmigo misma y no estaría para ver películas.

T. M.