En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser
la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros
ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y
brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones,
deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente
«entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de
Antonia Corrales.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una
isla llena de vegetación y fauna. Otro lugar donde no pudiera ver el sol, el
cielo, los árboles..., me haría morir. Estoy segura que enfermaría tras una
demencia severa.
¿Prefiere los animales a la gente?
No es
cuestión de especies, sino de cómo es cada individuo, cómo se comporta dentro
de su especie y en sus relaciones con los demás. Por lo tanto prefiero tanto a
los animales como a la gente.
¿Es usted cruel?
Aunque
suene pretencioso, me considero una persona inteligente y por ello nunca he
sido ni soy cruel. Hacer daño a los demás es una característica común de las
personas ignorantes y de bajos instintos.
¿Tiene muchos amigos?
No sé
si son muchos o pocos, pero sí los que deben ser. No es cuestión de números
sino de sentimientos mutuos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No
busco cualidades, sólo compartir la vida en su más amplia acepción.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Los
amigos no decepcionan, lo hacen los que no lo han sido nunca.
¿Es usted una persona sincera?
Sí.
Pero con un matiz: mientras que esa sinceridad no dañe a otra persona.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con mis
hijas y mi marido. Da igual lo que hagamos.
¿Qué le da más miedo?
En lo
que se está convirtiendo el mundo en que vivimos, la deshumanización que hay y
el silencio en el que se cobija.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que
le escandalice?
La
guerra. Las guerras que aún sigue habiendo. Eso y el hambre en el mundo. Que la
gente siga muriéndose de hambre, de sed, de frío, por falta de medicamentos...,
mientras muchos viven de forma insultante.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar
una vida creativa, ¿qué habría hecho?
No lo
he pensado nunca. Siempre supe que sería escritora.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí.
Corro y en verano natación.
¿Sabe cocinar?
Sí. Muy
bien. Disfruto muchísimo cocinando.
Si el Reader’s
Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje
inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sobre Sixto Díaz Rodríguez, conocido como Rodríguez. Un gran cantautor que nació en
Detroit en 1942. Su vida de adolescente y sus comienzos en la música fueron
duros. Le considero un auténtico genio, alguien muy especial. En la mayoría de
sus canciones se habla de la crueldad que hay en la diferencia de clases
sociales, de los marginados...
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra
más llena de esperanza?
Libertad.
¿Y la más peligrosa?
La
codicia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Jamás.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
No creo
en la política. La política creó las clases sociales y con ellas la
desigualdad. Es la publicidad subliminal que se utiliza para engañarnos a
todos.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría
ser?
Viento.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El
dulce. La buena comida. El cine, la literatura, la música y caminar por el
campo.
¿Y sus virtudes?
Creo
que la tolerancia, la empatía y saber escuchar.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué
imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las de
mi familia.
T. M.