domingo, 6 de abril de 2014

Entrevista capotiana a Irene Zoe Alameda

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Irene Zoe Alameda.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Savannah (Georgia, USA).
¿Prefiere los animales a la gente?
Las personas somos animales. Me gustan los animales, me gusto.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Sí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Complicidad y lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, por eso lo son.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Siempre estoy trabajando, incluso cuando parezco estar descansando. Así soy feliz.
¿Qué le da más miedo?
Ya nada.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Nunca he pensado en esos términos, tal vez porque nunca me he sentido escandalizada. Sorprendida, tal vez, por la mezquindad, pero incluso ésta tiene sus motivos.
Si no hubiera decidido ser escritora, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo soy yo y mi creatividad. La alternativa es no ser, así que el escenario propuesto no se aplica.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí. ¿Me pregunta cuál? Desde los seis años bailo (fui varios al Conservatorio), entre los trece y los diecisiete hice atletismo, a los diecinueve me convertí en instructora profesional de Aerobic y Fitness, y durante más de diez años trabajé a tiempo parcial dando clase en gimnasios de Madrid y de Nueva York. Desde hace más de dos décadas hago trabajo de tonificación y cardiovascular, con regularidad de soldado. Yo lo llamo “entrenar”, aunque una vez me preguntó un amigo: “¿Entrenar? Y ¿para qué prueba te entrenas?”
¿Sabe cocinar?
Sí, pero no disfruto haciéndolo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Albrecht Dürer.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Joy (inglés).
¿Y la más peligrosa?
Es una proposición: “De interés informativo”.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Buf.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Gata.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El arte y la melancolía.
¿Y sus virtudes?
Mi fortaleza y mi optimismo. (Nótese que uso el artículo para hablar de mis vicios y el posesivo para designar mis virtudes…)
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Creo que el agua me estorbaría demasiado para imaginar o recordar nada… Somos pura contingencia.

T. M.