lunes, 12 de enero de 2015

Entrevista capotiana a Federico Díaz-Granados

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la «entrevista capotiana» con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Federico Díaz-Granados.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Alguna de mis librerías favoritas en Bogotá como San Librario o La Madriguera del Conejo y en el mundo como El péndulo en México D.F., El Ateneo en Buenos Aires o Visor Libros en Madrid.
¿Prefiere los animales a la gente?
Quiero mucho a los animales (en especial a los gatos) pero amo más a la gente y creo, como William Faulkner, “que el hombre sobrevivirá” gracias a su voz y al poderoso vehículo de sus emociones que son el lenguaje y las palabras.   
¿Es usted cruel?
No. Creo en la dignidad humana (inclusive en la de mis enemigos).
¿Tiene muchos amigos?
Por razones de mi trabajo y mi oficio conozco mucha gente a la que aprecio y con quienes tengo algún tipo de relación afectiva pero soy de pocos amigos entrañables, de esos que pueden escudriñar mis secretos, temores y fragilidades. No pasan de 5 o 6.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Lealtad, sinceridad, solidaridad, complicidad y sobre todo buen sentido del humor. Que no se tomen, ni me tomen tan en serio.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Ya no porque los que tengo son parte, desde hace mucho tiempo, esencial de mi vida. En el pasado me equivoqué y dejé entrar a mucha gente que me decepcionó con el paso del tiempo pero hoy en día soy más celoso con la elección de mis afectos verdaderos y confío profundamente en mi intuición.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí. A veces muy brusco por la misma sinceridad.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Estando en casa, con mi familia, entre los libros, buena música y buenas películas.
¿Qué le da más miedo?
El despegue de un avión, las alturas y que se meta cualquier especie que vuele en mi casa.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Creo que muy pocas cosas me escandalizan de verdad. Quizás me asquea que se roben el dinero de la salud y la educación y la deslealtad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Me hubiera dedicado al oficio que, por fortuna, también ejerzo: la docencia, esa noble tarea de asomarse a almas humanas.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Caminar a buen ritmo.
¿Sabe cocinar?
Sí, práctico poco, pero sé preparar dos o tres cosas que me quedan muy bien, entre ellas las pastas y carnes.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sin duda a Gabriel García Márquez, el personaje inolvidable de mi vida y de quien tengo muchas anécdotas qué contar fruto de nuestros muchos encuentros en diversos lugares del mundo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Solidaridad.
¿Y la más peligrosa?
Melancolía (recordemos que hasta Neruda dijo: “Te pareces a la palabra melancolía”).
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. He querido darle cadena perpetua a muchos pero a ninguno le he deseado la pena de muerte.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Si ser de izquierda significa estar del lado de la dignidad humana, de las equidades sociales y económicas, de las soberanías de las naciones y la amistad entre los pueblos del mundo, del respeto y tolerancia a la diferencia, el reconocimiento de las minorías.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Lamenté toda mi vida no haber sido futbolista del Independiente Santa Fe.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Más que vicios son pecados capitales: la pereza y la gula.
¿Y sus virtudes?
La lealtad, el buen humor.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Muchas: las casas de mi infancia, los juguetes, los primeros libros de mi biblioteca, los rostros entrañables de mis padres, mis abuelos, mis tíos, mis primos, mi hermana, mi hijo, mis cercanos amigos y los inolvidables amores. Escenas de Star Wars y de Woody Allen, tardes en Santa Marta, algunas ciudades memorables.

T. M.