miércoles, 29 de junio de 2016

Entrevista capotiana a Andrés Pérez Domínguez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Andrés Pérez Domínguez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi biblioteca, rodeado de libros. En realidad, paso muchas horas ahí cada día.
¿Prefiere los animales a la gente?
Me encantan los animales, especialmente los perros, pero la gente me fascina a pesar de tener cierta tendencia a la misantropía. Me gusta observar a la gente.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
No. Conozco a mucha gente, pero son pocos los amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sólo una: lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, porque con los años he aprendido que si eres demasiado exigente al final te quedas solo. Y porque todo es tan relativo y tan subjetivo que estoy convencido de que yo, sin darme cuenta, también puedo decepcionar a mis amigos. Todo depende de las expectativas que alguien tenga depositadas en ti.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, pero también miento a menudo por piedad o por generosidad. Ya le he dicho más arriba que no soy cruel.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Viajando, leyendo, aprendiendo, haciendo deporte, yendo al cine, divirtiéndome cuando puedo. Nada especial, me temo.
¿Qué le da más miedo?
Perder a los seres queridos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
No llegan a escandalizarme, pero me molestan mucho la intolerancia, la prepotencia, la chulería, la gente que siempre cree tener razón y a menudo es muy ignorante, los extremismos, las voces altas…
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
La vida está llena de existencias paralelas donde habitarías de haber elegido otros caminos. A veces pienso qué haría si no fuera escritor. Puede que profesor, porque de las muchas carreras que me planteé estudiar durante mi adolescencia Geografía e Historia era la que más me gustaba, pero otras cosas se cruzaron en mi camino. Supongo que habría sido profesor o empresario. Por fortuna decidí hace muchos años que quería ser escritor y me dediqué a ello en cuerpo y alma.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, practico karate desde hace treinta y cinco años. Y también monto en bicicleta por el campo, camino. Me gusta mucho hacer deporte, me produce un gran placer el esfuerzo físico.
¿Sabe cocinar?
Me defiendo con cierta dignidad.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Habría muchos, pero puede que Julio César. Siempre me he sentido atraído por su vida, por la época.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Las palabras acaban gastándose y pervirtiéndose cuando las ideologías se apoderan de ellas. Prefiero no contestar.
¿Y la más peligrosa?
Siempre me dan miedo quienes se autoproclaman salvadores.  Generalmente esconden una megalomanía galopante. Ya dije más arriba lo que opinaba sobre la gente que siempre cree tener razón.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Supongo que sí, igual que también he querido salvar la vida a alguien, seducir a una mujer hermosa que no está a mi alcance, viajar a una galaxia lejana, volar o ser invisible como un superhéroe. A todos nos ha pasado. Pero los escritores tenemos cierta ventaja: al final acabamos inventándonos historias que tienen que ver con nuestros deseos o con nuestras frustraciones.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Alejadas de cualquier extremismo. A veces mis amigos de izquierdas me consideran un tipo de derechas y los de derechas un tipo de izquierdas. Creo que sería de los incomprendidos que acabarían fusilados por los dos bandos en una guerra civil.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un héroe de novela.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No fumo, bebo una copa muy de tarde en tarde. Mi bebida favorita es la leche… Puede parecer aburrido, pero no tengo vicios.
¿Y sus virtudes?
Soy un hombre honrado.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me gusta pensar que aceptaría con calma que no puedo hacer nada más y me hundiría en paz. Triste por los que sufrirían por mí.

T. M.