lunes, 5 de diciembre de 2016

Entrevista capotiana a Isabel San Sebastián

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Isabel San Sebastián.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa de Asturias.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de qué animal y qué gente. Prefiero a mi perro, Patán, a mucha de la gente que conozco.
¿Es usted cruel?
No. Salvo alguna vez en la ficción.
¿Tiene muchos amigos?
No. Tengo muchos conocidos. Amigos dignos de ese nombre, muy pocos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Muchos me han decepcionado, sí. Por eso tengo tan pocos.
¿Es usted una persona sincera? 
Hasta el punto de buscarme muchos problemas, sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Paseando, leyendo literatura (no información), viendo una película... Lujos raros.
¿Qué le da más miedo?
Que mis hijos sufran.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La traición a la palabra dada desvergonzada, a conciencia. Y sí, me escandalizo a menudo y espero no dejar de hacerlo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Dedicarme a la ebanistería. Me encanta trabajar la madera.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Paseo lo que puedo cuando puedo.
¿Sabe cocinar?
Cocino poco, pero me defiendo bastante bien cuando alguien querido me pide un plato especial.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Ángel Sanz Briz, Don Pelayo, Pedro II de Aragón... Sería muy difícil escoger entre los héroes de mis novelas. Todos son inolvidables y merecen un artículo en el Reader's Digest.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Libertad.
¿Y la más peligrosa?
Liberación.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Durante más de unos minutos, no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
En este momento, el agnosticismo rayano en el ateísmo. Creo en la libertad individual y el estado de derecho. Pongo en duda todas las marcas políticas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me gusta ser lo que soy.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Trabajar demasiado y el chocolate (para lo que nos hemos quedado...).
¿Y sus virtudes?
Constancia y lealtad.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Espero no tener que descubrirlo nunca.

T. M.