En
1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía
que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se
entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que
sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora,
extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la
que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Marimén Ayuso.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Barcelona.
¿Prefiere los animales a la gente?
A la gente
en general, no. A ciertas personas, sí.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Depende de
lo que se considere “mucho”. Pero sí, si los tengo.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Honestidad,
confianza y complicidad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
La
decepción es siempre una cuestión de exigencia. Con los años he aprendido a no
exigir, sino a disfrutar de lo que tengo.
¿Es usted una persona sincera?
Demasiado.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo o
escribiendo.
¿Qué le da más miedo?
La
mentira. Y no poder proteger a los que más quiero.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice?
La
crueldad y la corrupción.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho?
Dedicar
más tiempo a la lectura y a cultivar hortalizas. Tengo un pequeño huerto que no
siempre puedo cuidar.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Ando mucho
y practico Pilates. Me gustaría empezar con yoga, también.
¿Sabe cocinar?
No
demasiado.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A
Jesucristo, sin duda alguna.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza?
Amor. Y
aquí incluyo a Dios.
¿Y la más peligrosa?
Venganza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No, nunca.
A no ser que bajo ese “alguien” se incluyan las moscas.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy demócrata,
pero ante el panorama político, cada vez me canso más de la política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cantante,
sin lugar a dudas. Siempre quise ser cantante, pero mi voz solo sirve para
provocar lluvias y tormentas.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Una copa
de cava y el café de las mañanas. Éste último es indispensable.
¿Y sus virtudes?
Según
dicen mi constancia. Y alguna otra cosilla.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Uy… qué
mal. Más que imágenes pensaría en mis dos hijos.
T. M.