jueves, 23 de noviembre de 2023

Entrevista capotiana a Ramón Alcaraz García

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ramón Alcaraz García.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? En una gran ciudad, que tuviera de todo.

¿Prefiere los animales a la gente? No. Aunque aprecio mucho a los animales, las personas para mí son siempre más importantes.

¿Es usted cruel? No, la crueldad me parece uno de los peores actos del ser humano.  También es cierto que quien es cruel debe de ser a la vez un psicópata, alguien ajeno a la maldad de su comportamiento. Así que, si yo fuera cruel, diría igualmente que no lo soy, al no ser consciente de ello.

¿Tiene muchos amigos? El adjetivo muchos es relativo. Tener apenas dos buenos amigos ya es mucho; pero sí, sí los tengo. Un amigo es alguien que llega en los buenos momentos cuando es llamado, y que aparece en los malos momentos sin que se le llame.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sean buenas personas, que tengan empatía, que den sin esperar nada  a cambio y que de la misma forma acepten recibir cuando lo necesitan. Que sean generosos y agradecidos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, el tiempo se ha encargado de filtrar ese calificativo. Por la vida pasa mucha gente que creemos van a ser amigos, o que lo serán, o que lo podrían ser. Un verdadero amigo no te decepciona porque también la amistad discurre en dos direcciones y hemos de entender los malos momentos por los que a veces atraviesan, igual que ellos entenderán los míos.

¿Es usted una persona sincera? Sí, o al menos eso intento, me considero una persona transparente, para lo bueno y para lo menos bueno, querer mostrarnos perfectos o sin problemas es falsear cómo somos y distorsionar las relaciones con los demás.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Como he tenido la suerte de unir mi ocupación laboral con lo que me gusta, que es escribir y el mundo de la literatura, parte mi tiempo libre y el “no libre” lo dedico a mi trabajo, que es la escritura. Y el resto de tiempo libre me gusta compartirlo con mis amigos: tomar un café, dar un paseo, asistir a algún acto cultural, comer juntos…

¿Qué le da más miedo? La soledad.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? A estas alturas de la vida, uno se cura de espanto y casi nada me escandaliza. Ahora mismo, me escandaliza esta ambición desmedida por ganar más y más dinero y aprovecharse de las necesidades básicas del ser humano. Y esto lo digo mirando tanto desde arriba: las empresas, bancos, eléctricas, grandes fortunas, políticos…; como desde abajo: especuladores con la vivienda, defraudadores, estafadores, aprovechados…

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me habría gustado ser pianista, pero para eso es necesario contar con una vocación temprana y unos medios, que por desgracia no tuve. La verdad es que, si alguien es creativo, es muy difícil desligarse de la creatividad, hagas lo que hagas.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Ahora mismo, por cuestiones de salud, solo camino, camino mucho.

¿Sabe cocinar? Sí. De hecho, estudié cocina cuando era muy joven. Nada que ver con la nueva cocina de ahora. Después lo complementé especializándome en sushi y cocina peruana, y no se me da mal.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Hay un personaje sobre el que desde hace años me gustaría escribir una novela. Es Heinrich Schliemann, el descubridor de la ubicación de la antigua ciudad de Troya. Desde niño tuvo claro su sueño y no se detuvo hasta conseguirlo.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Paz.

¿Y la más peligrosa? Ambición.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, nunca, eso sería cruel.  ¿Cuáles son sus tendencias políticas? Pues algo que no existe, aunque es muy nombrado por unos y por otros: la ideología de un verdadero centro, sin los extremismos de derechas ni de izquierdas. Todo lo extremo es malo, aunque también es cierto que la teoría es perfecta, lo terrible es la manipulación de quienes se dicen defensores de unas ideas solo para satisfacer sus propios intereses.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me gustaría ser extraterrestre en un planeta súper avanzado y en el que fuera absoluta la felicidad de todos sus habitantes, sin frío, hambre, guerras, penalidades, problemas, estrés, ansiedad…

¿Cuáles son sus vicios principales? Me temo que no tengo vicios, lo cual no sé si es del todo bueno, porque esto es algo que suena realmente aburrido. Bueno, lo de crear y escribir quizá sí lo podamos considerar vicio.

¿Y sus virtudes? Soy una persona tranquila, muy cuidadora y atento a lo que los demás necesitan. Soy en extremo altruista, lo cual suele dar más problemas que beneficios, aunque esa es mi condición y así la debo aceptar.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Qué terrible. Supongo que pasarían por mi cabeza las escenas más importantes a lo largo de mi vida y sobre todo las de las personas más queridas. Serían imágenes de rostros y de personas, sí, en una especie de acto final culminante en el que me estaría despidiendo de ellas.

T. M.