En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Maru Bernal.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Sicilia, Nápoles o una isla griega, quizá una de
las Jónicas.
¿Prefiere los animales a la gente? Me quedo
con la gente, indiscutiblemente.
¿Es usted cruel? Trato de ser lo más
indulgente posible, se aprende con el tiempo, una de las ventajas de cumplir
años.
¿Tiene muchos amigos? Más amigas
que amigos, pero sí, me siento orgullosa de la gente que me quiere y, sobre
todo, de la gente a la que quiero.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que me
cuestionen y me ayuden a ser mejor persona, que sean divertidos e inteligentes,
que me den su confianza y que me permitan recibir la suya, la lealtad mutua.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, quizá
yo a ellos sí les haya decepcionado más de una vez.
¿Es usted una persona sincera? Creo que
lo soy. Y si no puedo serlo, prefiero callar; pecado de omisión, vaya.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Escribiendo,
viajando, leyendo, paseando o acercándome al mar.
¿Qué le da más miedo? Verme
incapaz de hacer todas las cosas que me apasionan.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? La intolerancia, el odio.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Creo que repetiría como
profesora de clásicas, actriz y directora de teatro amateur… quizá también
viajera impenitente, de las de antes, las que se quedaban a vivir
indefinidamente en los lugares que les fascinaban, en mi caso el Mediterráneo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Me gusta
nadar, montar en bicicleta, pasear y practicar pilates con máquinas. Ha sido
todo un descubrimiento para mis dolores de espalda.
¿Sabe cocinar? Me considero buena
cocinera, al menos eso me aseguran mis hijos y amigos.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Clitemnestra,
me parece una mujer muy “real” en todos los sentidos.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? Vida.
¿Y la más peligrosa? Odio.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, nunca.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Progresistas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un
personaje homérico.
¿Cuáles son sus vicios principales? La
insatisfacción constante, la impaciencia, la impulsividad.
¿Y sus virtudes? La constancia, la
disciplina, una energía inagotable, irredenta.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? No estoy
segura… mis hijos, tal vez palabras, una sucesión desordenada de palabras.
T. M.