miércoles, 26 de febrero de 2025

Entrevista capotiana a Nicolás Hernández-Castilla

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Nicolás Hernández-Castilla.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Mi actual casa.  Por problemas de salud en el pasado reciente tuve que estar tres meses sin poder salir de mi casa y lo llevé bastante bien. Con todo, me gusta mucho viajar, así que espero que esa “encerrona” no tenga lugar.

¿Prefiere los animales a la gente? No. En mi infancia y primera juventud vi muchos programas de Félix Rodríguez de la Fuente y consideré lo posibilidad de estudiar biología. Pero, aunque me gustan los animales, prefiero la compañía de seres humanos.

¿Es usted cruel? Claramente no.

¿Tiene muchos amigos? Antes creía tener muchos amigos. Ahora…creo que tengo un puñado de buenos amigos…

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que nos comprendamos, y haya confianza plena mutua.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? En el pasado, sí. Ahora, sinceramente no.

¿Es usted una persona sincera? Creo que bastante. Me parece que es una de las características que me definen.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? De múltiples maneras. Haciendo ejercicio físico, leyendo, meditando, paseando en la naturaleza, viendo cine, hablando con mis amigos y mi familia, viajando…

¿Qué le da más miedo? No sabría responder a esto. No es que no tenga miedo a nada, pero no tengo miedo a nada en particular.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Hay bastantes cosas que me parecen mal (especialmente, la mentira, la ignorancia pretenciosa y la crueldad), pero creo que tiendo a no escandalizarme.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? La creatividad tiene muchas formas, afortunadamente. Yo he procurado vivir de modo creativo los trabajos con los que me he ganado la vida, en sectores muy diversos: Economista del Estado, sector de la salud, educación, sector financiero…

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí. Ha ido variando con la edad, pero siempre ha sido importante para mí.

¿Sabe cocinar? Estoy lejos de ser un “master chef”, pero algo sí cocino.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Quizá a Abraham Lincoln o a Tomás Moro. Pero no descartaría elegir a un personaje de ficción: Tom Sawyer, Don Camilo o Schindler (fue un personaje real, pero yo lo he conocido en su versión cinematográfica…).

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Ilusión, en español. En otros idiomas que conozco (inglés, francés, alemán…) no significa lo mismo.

¿Y la más peligrosa? Ninguna especialmente.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Jamás.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Diría que soy una persona moderada, de centro.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Escritor y profesor a tiempo completo.

¿Cuáles son sus vicios principales? No procede compartirlos en público. Pero no son especialmente interesantes.

¿Y sus virtudes? Fiabilidad, honestidad, amabilidad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mi mujer y mis hijos.

T. M.