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Echando la vista atrás, percibo el paso implacable del tiempo: han transcurrido casi veinte años desde que conozco a MG. Y hay felicidad y rabia en eso: satisfacción por haber gozado de una gran amistad con él, y turbación por tener ya demasiado lejos aquellos años juveniles, universitarios, de búsqueda y hallazgos, de pérdidas y también certezas, de muchas noches y algunas albas, de muchas conversaciones, confidencias, dramas y alegrías, e incluso un curioso viaje mallorquín conjunto. Y me remito a ese tiempo inicial que nos reunió a ambos, dichosamente, y que ya son un suspiro, porque a la hora de presentar este libro me venía de continuo la imagen de una escena concreta: exterior, mañana, patio de la facultad de filología. Marc enseña, reparte copias de su cuento «La maldición del cronista». Hay personas interesadas alrededor, y esas páginas firmadas por él son un pequeño gran acontecimiento. Yo observo y retengo lo que sucede. El escritor en ciernes que era Marc Gual, que ya había escrito algún cuento antes, nace ese día: es la jornada en la que comparte su obra, como hoy, en esta tarde tan especial para todos los que le queremos [...].
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(Para seguir leyendo textos de T.M. y M.G. y ver videos de la presentación, el 20-XI-2009, de La maldición del cronista, de Marc Gual, hacer clic aquí)