viernes, 15 de enero de 2010

Vida (y un milagro) de Sherlock Holmes

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(Hoy publico en La Razón una breve semblanza de Sherlock Holmes, con motivo de la película que se acaba de estrenar, a todas luces infantil e irrespetuosa con el personaje de Conan Doyle)
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Pocas frases más célebres que la pronunciada por Sherlock Holmes a su ayudante: «Elemental, querido Watson». Y es que todas sus investigaciones han de basarse en la deducción sensata. Alto y espigado, de «mirada aguda y penetrante», el personaje de Arthur Conan Doyle aparece en 1887, en Estudio en escarlata (protagonizará tres novelas más y cincuenta y seis cuentos). ¿Cuáles sus aficiones? La apicultura, el boxeo, tocar el violín. ¿Sus hábitos? Comer galletas y tomar cocaína en casa, en el famoso 221 de Baker Street, de Londres, que comparte unos años con Watson. ¿Sus enemigos? El profesor Moriarty, líder de la criminalidad europea, que tira al detective por unas cataratas en El problema final. Pero Doyle, empujado por las protestas y súplicas de sus lectores, resucitaría a su personaje, hoy más vivo que nunca.