lunes, 7 de junio de 2010

El eslabón olvidado de la generación beat

.
Ha desaparecido una de las últimas figuras de la generación beat, Peter Orlovsky, víctima de un cáncer; en realidad víctima de una vida de excesos con las drogas y el alcohol. Vida de poeta maldito, de demente forjado en aquel grupo que formaron Jack Kerouac, William Burroughs, Lawrence Ferlinghetti y Allen Ginsberg, su pareja durante más de tres décadas, hasta que éste murió en 1997.
.
«Mi biografía nació en julio de 1933. Crecí con los pies sucios y risitas. No puedo soportar el polvo por eso me saco los mocos. Problemas en la escuela: siempre pensando, soñando tristes problemas borrosos», dijo en un breve texto autobiógrafo, el cual ya da idea de su tendencia a lo surreal, a la imaginación estilística más atrevida, a la desinhibición que marcó a tantos jóvenes sedientos de libertad sexual, experimentación con sustancias prohibidas e ideología naturalista y orientalista. «Generación de despiertos, de ávidos, de inconformistas, de inquietos, de alucinados, de cachondos, de transhumantes, de desubicados», escribió sobre aquellos escritores Jesús Aguado (traductor de una antología de poesía beat), y en verdad este perfil encaja con Orlovsky, que pese a no gozar de un gran protagonismo artístico, dejó escritos varios libros de poesía, estrechamente vinculados a Ginsberg.
.
Hijo de inmigrantes rusos y nacido en Nueva York, Orlovsky abandonó el bachillerato para ganarse la vida como celador en una clínica psiquiátrica; a los diecinueve años, se alistó en el ejército, pero le diagnosticaron problemas psíquicos –valga la paradójica casualidad– y, en vez de ir a la guerra de Corea, lo destinaron a San Francisco. Allí conocería al pintor Robert LaVigne, que, asombrado por su atractivo, le pediría que posase para él. Un atractivo que luego encandilaría a Ginsberg y le inspiraría algunos de los poemas homoeróticos de su famoso Aullido (1957), estableciéndose entre ellos una relación tan estable como abierta, pues cada uno de ellos tendría aventuras esporádicas con otros hombres.
.
Es Ginsberg el que le despierta el gusanillo por la poesía: la pareja se traslada a París y es viviendo la bohemia de la capital francesa cuando Orlovsky empieza a dar rienda suelta a su instinto literario. Los viajes se suceden –norte de África, India, Europa– y los beat van evolucionando juntos, mezclando arte y vida. Así, Orlovsky es convertido en personaje, por parte de Kerouac, en su novela de ambiente zen Los vagabundos del Dharma, escribe poemas que publica en revistas underground y publica los poemarios Dear Allen, Ship will land Jan 23, 58 (1971) y Lepers Cry (1972).
.
Con todo, su obra es breve, dispersa. Su mayor creación es una vida de emociones fuertes; su máximo logro, su propia presencia junto a los grandes beat, de ahí que haya muerto siendo más conocido como «pareja de», o como imagen de un mundo libertino, ilimitado, fresco y audaz que retrató Andy Warhol, en un documental de 1965, precisamente con Orlovsky como uno de los personajes principales.
Publicado en La Razón, 5-VI-2010