miércoles, 9 de junio de 2010

Mi biblioteca de libros de memorias: I



DIEGO DE TORRES VILLARROEL
Vida

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Una vieja aula de filología, un joven mirando atemorizado su entorno. El joven quiere ser escritor, intuye –no se lo plantea, no lo proyecta, sólo lo intuye– y madruga para acudir a la elegante biblioteca central. Allí escribe pequeños relatos, poemas fáciles y musicales, y lee libros prestados, porque apenas puede pagar ninguno. Viejos pupitres de universidad. Profesores desidiosos y vehementes. Alumnos, sobre todo chicas. Pocas horas de clase.
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En el desierto creativo del siglo XVIII español, por imprevisible en ese contexto ilustrado y aburrido salvo por las Noches lúgubres de Cadalso, la Vida de Torres Villarroel (1694-1770) no conoce tendencias, es una isla de originalidad y descaro creador: una voz pionera, perfecta combinación de novela picaresca, ritmo cervantino y verbo quevedesco, habla y habla mintiendo e interpretando, y es absolutamente genial. Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras (cuatro Trozos publicados de 1743 a 1758) es un título poco serio, por así decirlo, pero no de otra manera puede nombrar su escrito el que fue desterrado en Portugal por oscuras razones y firmó almanaques con pronósticos basados en la astrología. Torres es un buscavidas cínico que reconoce escribir por dinero recordando su “miserable” vida, y al hacerlo, inaugura en España un género autobiográfico inclasificable, que se lee como literatura, o sea, sin que importe si es verdad lo narrado.