Tal día como hoy, en 1890, nacía una mujer llamada Agatha Christie, la escritora por antonomasia de libros de crímenes y detectives. En aquellos tiempos y en los venideros, que una mujer se erigiera en maestra de un género novelístico concreto era una rareza, pero hoy en día son legión las féminas en los ámbitos literarios –nos importa aquí la novela negra, la novela histórica y la literatura para niños– que, tradicionalmente, estaban dominados por voces masculinas.
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Si nos atenemos a la novela negra, en el caso de la británica Anne Perry (1938), con más de una cincuentena de títulos, nos hallamos ante una autora predilecta entre el público español. Sus intrigas son sencillas y están bien estructuradas, y en ellas aparecen unos protagonistas hechos de forma tan convencional como efectiva: sus conocidos investigadores William Monk y Thomas Pitt.
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Asimismo, el otro gran género de masas del siglo XXI, el de la novela histórica, cuenta desde hace poco con otro fenómeno traducido a las lenguas más importantes: Elizabeth Kostova (1964), que con La historiadora ha atraído la atención de una enorme cantidad de lectores deseosos de seguir las peripecias de una joven que recorre Europa a la busca de las huellas de su padre, a la vez que van surgiendo asuntos de índole vampírica. Trama estándar y tópico tras tópico en una fórmula que funciona y ha hecho millonaria a esta autora natural de Connecticut.
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En el tercer género aludido se respira un ambiente más discreto, pero también ha sido fuente de riqueza para las editoriales que han podido contar con una autora como la alemana Cornelia Funke (1958). El negocio de la literatura infantil y juvenil es abrumador, de ahí la ingente cantidad de títulos editados cada año, y en él aparecen de vez en cuando artistas que aúnan calidad y comercialidad: pensemos en su Corazón de tinta, que ha obtenido una aceptación universal.
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¿El secreto para el inmenso éxito de este trío de mujeres inteligentes y trabajadoras? Talento, don de la oportunidad, perseverancia, sin duda alguna, pero, con todo, la respuesta final, en este mundillo imprevisible de los best-sellers, sólo la tiene otra mujer, la diosa Fortuna.
Publicado en La Razón, 15-IX-2010