domingo, 24 de octubre de 2010

Las obviedades de Philip Pullman

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Un autor que no conocía, pero que parece muy célebre en el ámbito de la literatura infantil, Philip Pullman, tiene la suerte de editar en España un librito: Contra la identidad, que reúne tres pequeños ensayos sobre tres cuestiones diferentes. Son unas páginas llenas de buenas intenciones pedagógicas, pero llenas de cosas obvias y simples. No creo que tales páginas merezcan que Ramón Buenaventura las haya traducido, que Fernando Savater les ponga un prólogo, que la editorial Seix Barral gaste tiempo y dinero en ellas hasta armar un volumen.
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Nada tienen de interés y, a la vez, me congratulo de que la simplicidad sea sinónimo esta vez de la sensatez y profesionalidad. Bueno, más o menos, porque el segundo escrito tiene afirmaciones de este calado: "La preocupación -la constante ansiedad de los extractos bancarios y las hipotecas y las facturas- no es un buen estado de ánimo para escribir. Nos deja sin fuerzas, nos debilita la capacidad de concentración." Claro, cómo va a ser agradable afrontar los pagos mensuales, esta cara vida nuestra occidental. Se trata de una sensatez irritante. Esa afirmación podría dar para ciertas meditaciones acerca de por qué tantos escritores actuales son infieles a sí mismos y engendran obras, presurosas, de dudoso género comercial, por culpa de la hipoteca, pero Pullman lo deja ahí. Añade, eso sí, que hay tratar bien el lenguaje ("cuidar las herramientas" y "adquirir todos los diccionarios que quepan en casa").
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De acuerdo. Bienvenida, señora Obviedad, qué lástima que asuntos tan elementales haya que recordarlos hoy en día. Síntoma de nuestro pobre bagaje intelectual.