martes, 9 de noviembre de 2010

Entrevista capotiana a Carlos Castán



En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló "Autorretrato" (versión en español dentro de su libro Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente "entrevista capotiana", con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Carlos Castán.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamas de él, ¿cuál elegiría?
Seguramente Madrid, cerca de mi infancia, cerca de los billares donde crecí, en las calles donde estuvieron los bares y los amigos
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente, es más fácil dosificar su presencia. He tenido gatos que a cambio de hacerme una dudosa compañía se cobraron buena parte de mi libertad.
¿Es usted cruel?
No. No soporto la crueldad. No puedo ni verla, literalmente.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo muy buenos amigos. Muchos no, pero son tan buenos que no necesito más, consiguen que no eche en falta ni siquiera a ese prototipo de amigo ideal que nunca llega.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sentido del humor, mundo interior, lealtad... que me permitan tener la ilusión de que darían la vida por mí. No que la den de hecho, sino que por momentos consigan hacérmelo creer.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, jamás. Si puedo presumir de algo es de ellos.
¿Es usted una persona sincera?
Lo cierto es cada día soy más sincero. A medida que va pasando el tiempo me interesa menos el fingimiento.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Mi diversión preferida es una buena sobremesa después de cenar. Que nos den las tantas hablando del hombre y de la vida. También necesito a menudo de mi soledad, los libros, la música, el cine, los paseos...
¿Qué le da más miedo?
La angustia, el miedo a nada concreto, la culpa.
¿Qué le escandaliza?, si es que hay algo que le escandalice.
Me escandaliza la miseria, la indiferencia ante el dolor ajeno.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Supongo que nada, ganarme la vida y mirar vivir.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No, jamás, bajo ningún concepto. A no ser que consideremos ejercicio físico el sexo o un melancólico paseo al atardecer.
¿Sabe cocinar?
No. Sé sobrevivir, digamos que sé arreglármelas para comer caliente.
Si el Reader's Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre "un personaje inolvidable", ¿a quién elegiría?
Quizá a San Juan de la Cruz.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
"Compasión" en su auténtico sentido etimológico, "padecer con", ponerse en el lugar del otro.
¿Y la más peligrosa?
Me asusta la palabra "Verdad", sobre todo cuando es escrita con v mayúscula, pero creo que la más peligrosa sigue siendo la palabra "Patria".
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Por espacio de pocos segundos sí, a veces. Por ejemplo a Raúl, cada vez que se dispone a tirar a puerta.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy de izquierdas, valoro la libertad por encima de cualquier cosa, y el pan para todos, y la justicia. Me sigo rebelando ante la alienación, ante el explotación del hombre por el hombre.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me hubiera gustado poder subir a un escenario con una guitarra, cantar tangos y canciones de Brel, que desde la oscuridad me arrojasen alguna flor.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Soy propenso a la languidez, muchas veces me sumerjo en mí mismo, me ausento de las conversaciones, soy despistado, poco detallista y puedo llegar a comportarme como un ser bastante huraño.
¿Y sus virtudes?
Creo que no soy un mal encajador.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Seguramente sería un torbellino de mujeres y palabras, libros olvidados y noches de amor.