lunes, 7 de febrero de 2011

Mi antología de Horacio Quiroga


Cuántas veces en la vida un libro lleva a otros muchos, e incluso marca azares entre las personas que tienen consecuencias cruciales para nuestro destino. Ahora, cuando tengo a mi lado los ejemplares recién llegados de Cuentos mortuorios, me viene el recuerdo del momento en que el escritor José Balza, en plena feria del libro de Caracas, en noviembre de 1998, me regaló la edición de los cuentos de Horacio Quiroga de la Biblioteca Ayacucho, a cargo de Emir Rodríguez Monegal. La misma edición que usé el pasado verano-otoño para empezar a preparar una antología de cuentos del autor uruguayo. Fue el primero de muchos libros de muchas bibliotecas que leí, consulté, estudié. El resultado son estos Cuentos mortuorios que seleccioné y dividí en varias secciones; tercera y feliz colaboración con la editorial Paréntesis, que empecé con la publicación de mi novela Hildur, a lo que le siguió el prólogo para la novela, de Balza precisamente, Percusión. Quiero agradecer al editor Antonio Rivero Taravillo su generosa propuesta, y a su colega Isabel Giménez sus continuas atenciones. Un agradecimiento que alude al pasado, que se afianza en el presente y desvela lo que nos traerá el futuro.