viernes, 27 de mayo de 2011

Entrevista capotiana a Javier Sánchez Menéndez




En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida de Javier Sánchez Menéndez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La Isla de Siltolá, sin lugar a dudas. Un complejo sin espacio y sin tiempo, donde habitan los poetas. Una isla que, de momento, no aparece en los mapas, luego será muy difícil que me encuentren.
¿Prefiere los animales a la gente?
No por favor. Ya tenemos bastante con la gente que parecen animales. Y en el fondo, hay poca diferencia entre ambos. Son seres orgánicos que viven, sienten y se mueven.
¿Es usted cruel?
Conmigo bastante, y con mi poesía mucho más. No he recibido de nadie una denuncia por crueldad. La acepción de cruel “insufrible” va más con mi persona.
¿Tiene muchos amigos?
Conocidos cientos. Los amigos se cuentan con los dedos de una mano, y sobran cinco dedos. Para escribir poesía te debes apartar de la circulación por autopista y tomar las carreteras locales (que nunca están arregladas).
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Me gusta escucharlos. Que dispongan en su vida del principio de la reciprocidad. Y que estén. Deben estar. Tengo muchas manías y ellos deben conocerlas.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los amigos nunca. Los conocidos siempre, todos los días, a todas horas. Son seres orgánicos, animales al fin y al cabo. Pobrecitos.
¿Es usted una persona sincera?
Debo serlo si respondo a este cuestionario suyo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Literalmente, estando tirado. El problema radica en que no conozco lo que significa la expresión que usted consulta ahora. Duermo por agotamiento físico todos los días.
¿Qué le da más miedo?
Los insectos. La visita de dios de madrugada. Un poema malo. Y las mujeres.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Que existan los políticos en una sociedad apolítica y asocial.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Posiblemente hubiera sido una cantante china.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, el levantamiento de libros.
¿Sabe cocinar?
Lo justo y necesario para pasar mucha hambre. Soy hombre de restaurante, con mesa y mantel.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sin lugar a dudas a Juan Ramón Jiménez.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
“Fear”.
¿Y la más peligrosa?
“Truth”.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, a los mosquitos en la noche de verano.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Odio a los políticos. Defiendo el Estado Universal Compartido.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Creo que le respondí antes, cantante china (en femenino).
¿Cuáles son sus vicios principales?
El tabaco, la lectura y el caos por encima de todo.
¿Y sus virtudes?
¿Qué es una virtud?
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Supongo que la de un flotador, un chaleco salvavidas, un cabo.


T. M.