jueves, 30 de junio de 2011

Una vida enciclopédica




Me pregunto qué es «una biografía intelectual». ¿Aquella que sólo capta el pensamiento del biografiado? La editorial Acantilado ha añadido ese subtítulo, ausente en la edición original; pero la del belga Raymond Trousson es simplemente una gran biografía de un gran hombre; en ella caben su familia, su matrimonio, sus hijos, su amante, sus amigos y su paso por prisión, es decir, su vida plena; aunque, claro está, el contenido de un libro como éste habrá de ser erudito, pues Diderot consagró todo su tiempo, en pleno Siglo de las Luces, a la realización de la «Enciclopedia» y a una obra ensayística y narrativa de trasfondo político y religioso realmente abundante.

Gracias a Philipp Blom habíamos conocido la «Encyclopédie». El triunfo de la razón en tiempos irracionales (2007) y, con Tzvetan Todorov, El espíritu de la Ilustración (2008). Son sólo dos ejemplos de la multitud de estudios que se publican sobre la época que cambió el modo de ver el arte y la sociedad por medio de valientes filósofos como Denis Diderot y Jean-Jacques Rousseau, matemáticos como Jean d’Alembert y científicos como Louis de Jaucourt. Este cuarteto sufrió lo indecible en un lugar y tiempo contrarios al librepensamiento, pero su objetivo se cumplió: 27 tomos con 72.000 artículos firmados por los mayores expertos e insignes colaboradores como Voltaire.


Aquí, la aventura ilustrada se personifica en Diderot, «curioso por todo», del que Trousson nos cuenta sus primeros años «muy disolutos» en París, su relación con su mujer Nanette, «arpía y verdulera» según Rousseau, y cómo abandera el proyecto enciclopédico mientras es acusado de materialista por su Carta sobre los ciegos, contraria al dictado eclesiástico, y es encarcelado tres meses y medio. Cómo no acordarse de El camí de Vincennes (1995), de Antoni Marí, sobre la visita de Rousseau a su amigo encarcelado. La novela se abría con una cita del propio Diderot: «Las luces disiparán las manchas de oscuridad que aún cubren la superficie de la Tierra». ¿Se habrá cumplido ese presagio o nuestra civilización iluminada es otra forma de oscuridad?

Publicado en La Razón, 30-VI-2011