La vida de Budd Schulberg (1914-2009), hijo de uno de los fundadores de la industria de Hollywood y autor de tres novelas que tenemos la fortuna de tener en castellano, ¿Por qué corre Sammy? (1941), Más dura será la caída (1947) y El desencantado (1951), sufre un punto de inflexión en este último año. La Comisión de Actividades Norteamericanas le convoca para interrogarle. Su pasado como miembro del partido comunista le hace parecer sospechoso, y él y Elia Kazan declaran en contra de algunos colegas, ganándose la antipatía de muchos pero congeniando entre ellos hasta el punto de que realizarán La ley del silencio (1954, con Marlon Brando a la cabeza), Oscar para Schulberg al mejor guión.
Y en el guión cabe hallar el origen de esta novela aparecida en 1955, al revés de como suele suceder. El escritor, atraído por el ambiente sórdido de los muelles de Nueva York, explica en el prólogo que acudió a «bares del lado oeste de Manhattan y de Jersey, donde chantajistas e “insurrectos” tanto irlandeses como italianos tenían sus cuarteles generales». Se introdujo tan profundamente en ese entorno de mafias y explotación laboral que la película se le quedó corta, por lo que decidió «expandir un guión de 125 páginas en una novela de cuatrocientas». De resultas de ello, nació la historia del matón y ex boxeador Terry Malloy, que ve cómo su conciencia se despierta ante las triquiñuelas del mafioso Johnny Friendly, que controla el puerto de Nueva York. Una novela para atracar en un lugar donde todos tienen un precio y hacer la vista gorda es el recurso frecuente de policías, de políticos, de la ciudad entera.