jueves, 20 de octubre de 2011

Llegar al límite




Habría que empezar diciendo que el título original de esta obra es Travesti, y seguir apuntando que su autor, el rumano Mircea Cartarescu (1956), es un artista del lenguaje y de la experimentación joyceana, sin silenciar el hecho (demasiado socorrido en los entornos editoriales) de que se trata de uno de los favoritos para el premio Nobel últimamente. Su maestría y rareza se aprecian en su anterior relato publicado por Impedimenta, «El Ruletista», y tiene continuación con esta sorprendente novela, «Lulu», gran desafío para la traductora, Marian Ochoa, pues el delirio de imágenes, visiones y emociones que sustenta el argumento hace del texto un campo tan llamativo como retórico.

Carlos Pardo, en el prólogo, tiene claro que «Lulu es una experiencia límite. Para su autor, que puso cada escama de su piel (irisada, fugaz, ambigua, contradictoria) hasta gastarse el alma. Pero también para el lector, que avanza por una intimidad contagiosa sin desear saber del todo qué está pasando». La adolescencia en grupo, la intimidad del protagonista, Victor, un escritor treintañero, atormentado y narcisista que recuerda cómo quedó deslumbrado a los diecisiete por un chico que jugueteaba con el travestismo, son los ejes de esta recreación de la Bucarest que vivió sus primeros acordes hippies. El contenido, debería acabar advirtiendo, es delirante y poético, pero también contemplativo y lento a efectos narrativos.


Publicado en La Razón, 20-X-2011