martes, 7 de febrero de 2012

Sartre, aquel donjuán bizco, feo y bajito




De 1970 a 1974, John Gerassi, hijo del pintor y activista político Fernando Gerassi, a su vez íntimo amigo de Jean-Paul Sartre, propuso a éste una serie de encuentros pensados para nutrir la biografía del filósofo que estaba pergeñando. El material acumulado le serviría para su libro Jean-Paul Sartre: Hated Conscience of His Century (1989), pero aquellas grabaciones que dieron lugar a dos mil páginas transcritas no se quedaron guardadas; un buen día, este periodista y profesor universitario –amén de «un animal político, un internacionalista y sobre todo un defensor del Tercer Mundo», como se autodefine en el prefacio–, decidió editarlas en Yale University, hace tres años.

En ellas, diría que tiene tanta relevancia Sartre como el propio Gerassi, lo cual resulta más estimulante que si fueran meras entrevistas. Ambos tratan la Guerra Civil española, en la que participó el pintor, la Ocupación alemana, el Mayo del 68, la política de De Gaulle, tan odiado por el autor de El ser y la nada, las amistades literarias y, por supuesto, las mujeres. No en vano, Sartre disfrutó de la compañía de Simone de Beauvoir, «Castor», como la apodaban, y de muchas amantes pese a ser, como reconoce él mismo, bizco, feo y bajito.

Esta vida íntima, la infancia y los viajes, novelas como Los caminos de la libertad, de la que ambos personajes citan una frase hasta la saciedad –«No se combate el fascismo porque se vaya a ganar. Se combate el fascismo porque es fascista»–, surgen de forma repetitiva pero palpitante, rica en reflexiones y tan erudita como mundana.


Publicado en La Razón, 2-II-2012