jueves, 22 de noviembre de 2012

El indio de las Antillas



La isla caribeña de Trinidad, la India, Londres y Estocolmo son las estaciones por las que ha pasado Vidiadhar Surajprasad Naipaul (1932) y han hecho el autor que es. Estos escritos autobiográficos reflejan ese itinerario que tuvo un punto de inflexión con el premio Nobel 2001, y que había comenzado siete décadas atrás en un entorno que tardó en comprender. De hecho, varios de estos ensayos inciden en la extrañeza de ser indio en Trinidad, algo “insólito y exótico”, y si bien son páginas bastante repetitivas, pues en varios lugares recalca que su afición por lo literario procedió de su padre, periodista y cuentista, hay pasajes muy interesantes alrededor de la India y de cómo afrontar la escritura.

Su país de ascendencia, que visitó una vez –“Viaje que rompió mi vida en dos”– ya establecido en Inglaterra tras recibir una beca para estudiar en Oxford, cambió sus prejuicios: “Era un país sometido, y también el lugar de cuya gran pobreza tuvieron que escapar nuestros abuelos a finales del siglo XIX”. Una tierra desolada que le hizo replantearse el concepto de “hindú” o “los prototipos de ser colonia o indio”. Frustrado académicamente, cuenta que empezó a escribir a los veintitrés años con una premisa fundamental: “Intentaba continuamente relacionar la literatura con la vida”, y que siempre se ha considerado, por encima de todo, un escritor cómico.

Publicado en La Razón, 22-XI-2012