El
autor del este de Europa de moda es rumano y responde al nombre de Mircea Cărtărescu (Bucarest,
1956).
A su alrededor se ha formado una cohorte de admiradores que, como un alud tan
hiperbólico como repetitivo, ha llevado a un agasajo unánime y a citarlo como
candidato al Nobel. Encantaron sus otros libros publicados por Impedimenta, el
cuento «El Ruletista», y la sorprendente novela corta «Lulu» –cuyo título
original es «Travesti»– e iremos conociendo el resto de una obra que está
enmarcada en la experimentación joyceana pasada por el tamiz del posmodernismo.
La traductora Marian
Ochoa, como en las dos ocasiones anteriores, vuelve a hacer un gran trabajo,
pues no será nada fácil captar esa prosa tan retórica y de tono introspectivo. Además, el libro cuenta con la introducción de un
incondicional de Cărtărescu, Edmundo Paz Soldán, que destaca el onirismo del escritor
rumano, el uso que hace de los sueños como una realidad más asignada a la que
acontece en la vigilia.
Cărtărescu
publicó “Nostalgia” en 1993, calificándolo de novela cuando en
realidad es un conjunto de cuentos. La clave reside en que, como apunta el narrador boliviano, “los cinco textos que lo componen están narrados por el
mismo personaje/narrador, y que cada uno de ellos mantiene múltiples
asociaciones simbólicas con los otros textos”. Esa asociación es, así, producto de la nostalgia, del
pasado que nunca habrá de volver; también de lo metaliterario,
como se lee en el primero de ellos, “El Ruletista”.
Un cuento este muy superior al resto, en
los que los sueños (“El Mendébil”), la evocación de la juventud (“Los gemelos”),
lo fantástico-borgeano (“REM”) y la obsesión de un hombre con el claxon de su
coche (“El arquitecto”) no alcanzan la intensidad de ese magistral texto sobre
un tipo con una suerte descomunal cuando juega a la ruleta rusa.
Publicado en La Razón,
8-XI-2012