Librería en el aeropuerto de Miami
… me detendré y pondré en
duda absolutamente todo. Para empezar, mi ocupación, empleo, hobby, distracción,
profesión, vocación, ya no sé lo que es porque tal vez no es nada por pretender
–fantasías de un pasado errático, tan romántico como desequilibrado– que lo fuera
todo. Entonces miraré los libros que me rodean y recuperaré una frase de Sartre que leí
en unas conversaciones que reseñé este mismo año: “El acto de escribir
en sí no tiene nada especial; su valor está determinado por los demás”.